Bolsa, mercados y cotizaciones

Una subida de tipos... ¡mundial!: la inflación obliga a 'cerrar el grifo'

Debía ser el año de las bajadas de los tipos de interés. No cabía otra posibilidad. La crisis hipotecaria desatada en verano de 2007, su propagación en forma de tensiones crediticias por todo el sistema financiero y el más que previsible impacto sobre el bolsillo de los ciudadanos no dejaban alternativa: en este 2008, los banqueros centrales iban a verse obligados a poner toda la maquinaria monetaria en marcha para evitar una seria contracción del crecimiento.

El escenario, por tanto, estaba sembrado para que florecieran por doquier los recortes del precio del dinero.

Pero ni siquiera los bancos centrales están a salvo de que sus planes salten por los aires. En sus guiones se ha colado un invitado que no figuraba en la lista original de problemas: la subida de los precios. Este enemigo resultaba inesperado en un entorno marcado por la desaceleración del crecimiento.

Un invitado inesperado

Sin embargo, las altas cotizaciones del petróleo se han encargado de alimentar lo impensable. Es decir, que la ralentización económica y la inflación caminen juntas, con el consiguiente riesgo de que la estanflación -la mezcla del estancamiento de la economía y la escalada de los precios- reaparezca tras casi dos décadas de ostracismo.

El caso es que la inflación ha aparecido en escena en el peor momento posible. Y ha alterado sobremanera las intenciones de los bancos centrales. "Sobre la mesa hay un tercer factor de riesgo -sumado a las turbulencias financieras y la desaceleración económica- que ha irrumpido con más fuerza de lo que se esperaba a principios de año: la inflación.

Las implicaciones a medio plazo son claras: el margen de estímulo del crecimiento por parte de los bancos centrales prácticamente se anula", afirman los expertos de Banif. "En el escenario actual, los bancos centrales consideran que es poco propicio para bajar los tipos ", añade José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España.

Planes abortados

En efecto, las instituciones monetarias se han visto obligadas a cambiar de registro, aunque no todas lo han hecho del mismo modo. De hecho, se podría hablar de una doble reacción: mientras que unas entidades han tenido que interrumpir las rebajas de los tipos de interés que venían ejecutando, otras han retomado o intensificado las subidas del precio del dinero.

Dentro del primer bando sobresalen los bancos centrales de tres de los países que integran el G-7 -las siete mayores potencias del mundo-. Se trata, en concreto, de la Reserva Federal (Fed) estadounidense, el Banco de Inglaterra y el Banco de Canadá. Las tres han debido cerrar el grifo del dinero en los dos últimos meses, tras abrirlo en la recta final de 2007 y comienzos de 2008, aunque con ciertas diferencias. Sobre todo, porque a la Fed sí le dio tiempo a colmar casi todas sus expectativas bajistas.

Entre enero y abril de 2008, el banco central norteamericano recortó los intereses del 4,25 al 2%. Si a este movimiento se añade que con anterioridad los había reducido en un punto -desde el 5,25%- en los cuatro últimos meses de 2007, se obtiene en conjunto el mayor descenso de los intereses en EEUU desde 1984.

Con este bagaje a sus espaldas, la Fed ya había hecho casi la totalidad de su trabajo cuando el fantasma de la inflación reapareció. Como mucho, según los analistas, se ha guardado en la recámara un descenso de un cuarto de punto, que hubiera situado los tipos en el 1,75%. Pero se lo ahorró. De momento, ya ha dejado pasar la reunión de junio sin variaciones, y el mercado no vislumbra cambios hasta octubre. Eso sí, si se producen será en sentido alcista, tal como descuenta el mercado de futuros, un síntoma inequívoco del vuelco experimentado por la situación desde que arrancó el año.

Inglaterra y Canadá

En cuanto a Inglaterra y Canadá, se han quedado a mitad de camino. La entidad gobernada por Mervyn King ya rebajó los tipos del 5,75 al 5,5 % en diciembre de 2007 y este ejercicio los recortó dos veces más, hasta el 5%. Y ahí se plantó en abril. Ayer, de hecho, la entidad inglesa los mantuvo en ese nivel en su reunión mensual.

¿Los moverá a corto plazo? Parece difícil, pero la inflación aprieta. Y mucho, ya que se encuentra en el 3,3% y el propio King ya ha mencionado el riesgo de que repunte hasta el 4 por ciento este año, el doble del objetivo perseguido por el Banco de Inglaterra.

En caso de llegar hasta ese extremo, a la entidad no le quedará otro remedio que endurecer las condiciones monetarias. "Lo lógico es afirmar que si hay alguna posibilidad de que el Banco de Inglaterra mueva sus tipos en 2008 probablemente se tratará de una subida más que un recorte", pronostica José Luis Martínez Campuzano.

Los precios también han obligado a Canadá a mudar sus planes. En su caso, sin embargo, no presionan tanto, pero las autoridades monetarias del país no las tienen todas consigo. Por eso, tras haber recortado los intereses del 4,25 al 3% entre enero y abril, los mantuvo en ese nivel en junio.

De la eurozona a India

Si estas entidades han pisado el freno, otras han acelerado el paso y han respondido a la arremetida de la inflación con un incremento de los tipos de interés. Entre ellas ha figurado el Banco Central Europeo (BCE), que el pasado 3 de julio incrementó el precio oficial del dinero un cuarto de punto, hasta el 4,25%. De este modo, retomó la secuencia de subidas que había ejecutado entre finales de 2005 y junio de 2007, intervalo en el que elevó los tipos del 2 al 4%.

Así, pese a que la institución hizo un alto en el camino para valorar la evolución de la crisis, su paciencia se agotó por la deriva última tomada por los precios. En este sentido, la inflación de la eurozona aumentó en mayo hasta una tasa interanual del 3,7%, cifra que, según los datos provisionales facilitados por Eurostat, creció hasta el 4% en junio, la cota más alta desde la constitución de la Unión Económica y Monetaria.

Como expuso su presidente, Jean-Claude Trichet, dicha medida fue tomada "para prevenir los efectos de segunda ronda y contrarrestar el incremento de los riesgos alcistas sobre la estabilidad de los precios a medio plazo". Y aunque ni en dicha cita ni en la comparecencia que protagonizó ante el Parlamento Europeo el miércoles no anticipó más repuntes a corto plazo, no ocultó que la entidad se reserva el derecho de volver a incrementar los intereses si detecta que las expectativas de inflación se desmandan. Un aviso en toda regla.

Fuera de la zona euro, otras entidades como el Banco de Suecia, el Banco de Australia o el Banco de Nueva Zelanda han mostrado aún menos dudas a la hora de encarecer los intereses. Pero, sobre todo, han sido los mercados emergentes los que han nutrido el grupo de las entidades que han disparado su munición monetaria contra los precios. Entre ellos han figurado tres de los cuatro BRIC: Brasil, Rusia e India. El cuarto componente, la C correspondiente a China, no ha tocado los intereses en 2008, sino que se ha limitado a luchar contra la inflación mediante una mayor revalorización de su divisa, el yuan, y a través del incremento del coeficiente de reservas exigido a los bancos.

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