Quizá haya leído en más de una ocasión que una empresa lanza un programa de recompra de acciones, es decir, que decide pagar por hacerse con una parte de los títulos que tiene en el mercado. Pero, ¿con qué fin? ¿Qué se consigue con esta práctica? Y, sobre todo, ¿de qué forma afecta al accionista?
Los objetivos pueden ser distintos. Por ejemplo, uno puede ser el de lanzar un mensaje claro de confianza al mercado porque, en definitiva, es como si usted tiene una fábrica de coches que cotiza y 5.000 euros líquidos en su cartera (o balance) y decide que no hay mejor alternativa para ellos que reinvertirlos en comprar una parte de sus acciones. Pero además, la recompra de acciones también puede hacerse con el fin de amortizarlas y mejorar el beneficio por acción de la compañía.
Éste último es el que tiene un impacto positivo entre los accionistas que, sin embargo, no es muy común en Europa. La razón es que el valor de la compañía sigue siendo el mismo, pero existen menos acciones entre las que repartir las ganancias. Lo que lo convierte en un incentivo más, junto al dividendo. Es por ello que, en los últimos años, Wall Street ha decidido plantar cara a Europa, que siempre se ha caracterizado por estar en posesión de las remuneraciones más rentables con España a la cabeza.
Sin embargo, mientras que en nuestro país muchas cotizadas idearon una nueva forma de retribuir al accionista durante la crisis con la que mantener sus políticas de dividendos intactas en lugar de suprimirlas, con el famoso scrip dividend (o pagos con acciones que conllevan ampliaciones de capital y diluyen en accionista), muchas compañías estadounidenses han combinado sus dividendos en metálico con el extra de recomprar acciones. De manera que al sumar ambos, los pagos de las cotizadas americanas pueden llegar a ser incluso más rentables que el de las europeas. Así, en 2013, el S&P 500 ofreció cerca de un punto más de rentabilidad al accionista si se tiene en cuenta la recompra de acciones que el Stoxx 600, según datos de Bloomberg.
¿En España se recompran acciones?
En nuestro país también leerá que alguna empresa recurre a la recompra de acciones, pero suele ser para paliar los efectos de las ampliaciones de capital que previamente han realizado para pagar el dividendo mediante más acciones (según el último informe de BME, hasta noviembre un 42% de las remuneraciones en España se realizaron en scrip). Aunque también existen excepciones, como la de Amadeus, que este mes ha anunciado que se gastará 320 millones de euros en recomprar títulos desde el viernes hasta el próximo 29 de mayo, con la intención de amortizarlos. Es decir, que hará desaparecer de la circulación hasta un máximo de 12,5 millones de acciones para mejorar el beneficio por acción. Con esta nueva retribución extraordinaria y la habitual en forma de dividendo en metálico, Amadeus escalará varios puestos en el ranking de retribución al inversor dentro del Ibex 35 para colocarse en el cuarto lugar. A precios actuales, la recompra de títulos supone una rentabilidad extra para el accionista del 2,18% que, sumada al otro 2,4 por ciento que dará vía dividendo, según FactSet, hace que sus accionistas reciban un total del 4,6%. Una cifra que, en 2015, solo superarán BME, Enagás y Mapfre.
Qué más implica
Pero la recompra de títulos no sólo sirve para dar rentabilidad al inversor elevando el beneficio por acción (a igual beneficio, hay menos títulos entre los que repartirlo), sino que también actúa de red para las acciones. Es una munición que se reservan las compañías para salir al mercado de compras que puede minimizar la presión bajista sobre sus acciones. De manera que si sus títulos caen, la empresa puede salir a su rescate minimizando el impacto de la corriente vendedora.
Próxima lección, disponible en el siguiente número de Inversión a Fondo, que se publica el 31 de enero: Todo lo que debe saber de los fondos de inversión.