
Los inversores volvieron a ponerse nerviosos con Rusia. El interés que el mercado exige a los bonos soberanos a 10 años repuntó por encima del 15% por primera vez. Se disparó también el seguro con el que los inversores se cubren ante un impago. El precio de los CDS superó los 586 puntos básicos, siendo ya el cuarto más caro de Europa y Oriente Medio.
Pese a esta tensión, es cierto que los compromisos financieros de Rusia nada tienen que ver con los de algunos países europeos. La deuda pública supuso un 7,9% del PIB en 2013, según los últimos datos disponibles en Bloomberg.
En cuanto a la deuda externa -la pública y privada que está en manos de inversores no residentes-, rondaba a cierre del tercer trimestre de este año los 678.000 millones de dólares. Y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, aseguraba en noviembre que confía en que esta deuda se mantenga por debajo del 15% del PIB, lo que consideró como un "nivel razonable".
Con todo, y pese a estos bajos niveles, los problemas podrían llegar para la financiación de las empresas rusas, ya que se enfrentan a la fuerte caída del rublo.
Una contracción inevitable
Mientras la deuda no es de momento el epicentro de preocupación en Rusia, las proyecciones sobre la economía comienzan a recoger lo que parece inevitable: una fuerte contracción del PIB el próximo año. El propio Banco de Rusia admitió el lunes que podría producirse una caída del 4,5% si el petróleo continúa en estos niveles.
Los grandes organismos aún no han actualizado sus previsiones, pero la OCDE ya estimaba un 0% de crecimiento en 2015, frente al 0,5% del FMI. Algunos bancos de inversión sí recogen ya los crudos efectos: Unicredit prevé un retroceso del 3,4% y BNP Paribas y Bank of America Merrill Lynch lo estiman en un 1,5%, según recoge Bloomberg.