
A pesar de que la banca española ha sido una de las que mejor parada ha salido en las pruebas de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y Banco Central Europeo (BCE), es la tercera que más valor pierde en bolsa desde la publicación de los resultados. Podía haber sido todavía peor, ya que ayer en los peores momentos de la sesión las pérdidas del sector fluctuaban entre un 6 y un 1,5%.
La difusión del PIB de Estados Unidos evitó una nueva sangría bursátil, aunque la moderación de las pérdidas no evita que en lo que llevamos de semana los bancos cotizados (BBVA, el Santander, Bankia, CaixaBank, Sabadell, Popular, Bankinter y Liberbank) se hayan dejado por el camino el 4,13% de su capitalización, lo que en dinero se traduce en 8.665 millones de euros.
Por valores, es Bankinter el menos afectado, ya que se ha dejado sólo el 1,42% en estas cuatro sesiones. La entidad que dirige María Dolores Dancausa obtuvo la segunda mejor nota en España, tras Kutxabank, al conseguir un ratio en el escenario estresado del 11% en 2016, frente al 5,5% exigido.
El peor parado es CaixaBank, que no fue examinada por las autoridades comunitarias ya que en diciembre de 2013, la fecha fijada para el análisis, la entidad catalana aún no había abordado su reestructuración societaria. Por esta razón, a los test fue sometido el grupo La Caixa. Si se extrapolara, según sus propios cálculos, los resultados, Caixabank figuraría como el banco más solvente en el escenario estresado entre los diez mayores de la Eurozona. Los títulos de Caixabank acumulan un descenso del 6,5%, lo que equivale a 1.587 millones.
Volatilidad
La volatilidad es la nota que ha definido el comportamiento de las acciones del sector bancario en estas jornadas, tanto en España como en el resto de la eurozona. Antes de conocerse el resultado, se daba por hecho que los mercados habían descontado el resultado, por lo que no se esperaba que se provocaran grandes fluctuaciones.
Tras publicarse los resultados, en el que sólo 13 entidades tienen que realizar medidas para corregir el déficit de capital detectado, algunos expertos señalaron que unos resultados tan positivos eran poco creíbles, en los que se recogían unas necesidades globales de menos de 10.000 millones, cuando bancos de inversión y analistas estimaban que podrían rondar entre los 80.000 y 100.000 millones de euros.
Desde el sector bancario se contemplan las sesiones bursátiles con preocupación, ya que esperaban que la confianza de los mercados hacia los bancos se afianzara. Un alto directivo resume lo que se piensa también desde otras entidades y es que "parece que las bolsas no dan la credibilidad que se merece a este ejercicio, donde los bancos han desnudado sus balances con los criterios más homogéneos realizados hasta la fecha".
Las críticas se han mezclado también con los halagos, y muchos bancos de inversión también valoran los test de estrés y dicen celebrar que los agujeros se concentren en sólo un puñado de entidades y por cantidades manejables.
Otros, sin embargo, ponen en duda la misma metodología de los ejercicios. Entre los supuestos macroeconómicos, definidos hace más de seis meses, no se contemplaba un escenario deflacionario. Un riesgo que no se adivinaba entonces, cuando el PIB de la zona euro empezaba a presentar crecimientos moderados, pero que ahora es una de las principales preocupaciones del BCE, con una economía estancada y precios a la baja.
El más castigado
El país más castigado en los test de estrés por número de entidades y por volumen de déficit fue Italia, y de allí es la entidad que ha recibido el castigo más severo del mercado. Monte dei Paschi di Siena se ha dejado el 32 por ciento de su valor en apenas cuatro sesiones, 1.137 millones de euros, en torno a la mitad de los requerimientos de capital que le faltan.
En conjunto, el sector bancario italiano ha perdido el 6,1% de capitalización, lo que supone 5.959 millones de euros.
Las entidades más grandes, que aprobaron holgadamente el test, Intesa Sanpaolo y Unicredit, no han escapado de las caídas y su valor ha menguado en un 4,6 y un 6,1%, respectivamente, lo que en conjunto son unos 3.600 millones.
Grecia, donde se concentran las dudas sobre la salud de su economía y la necesidad de ampliar el rescate, ha visto como su sector financiero se desplomaba en el parqué en las últimas sesiones.
Ayer, la media de caídas rondó el 5 por ciento y desde el cierre del pasado viernes, un 11,96 por ciento. Los cuatro bancos que cotizan en Atenas, tres de los cuales suspendieron las pruebas de resistencia, han reducido su capitalización bursátil en 3.303 millones de euros.
Pero la volatilidad no sólo ha afectado a estos países. En Alemania, por ejemplo, Deutsche Bank, ha cedido un 3,18 por ciento, afectado también por los decepcionantes resultados trimestrales.
El francés Société Générale ha perdido aún más que el mayor banco alemán, un 4,3 por ciento, y BNP Paribas, un 2,11 por ciento.
En Portugal, BCP ha registrado un descenso del 5,3 por ciento, mientras que BPI ha reducido su valor un 1,5 por ciento.
El irlandés Permanent tsb, que ha cosechado un suspenso en las pruebas europeas, ha subido, sin embargo cerca de un 15 por ciento en esta semana, siendo el único que registra una vigorosa subida.