
La agencia de calificación Standard and Poor's lo tiene claro y no quiere que los Gobiernos de la eurozona eludan sus responsabilidades. En pleno debate sobre los Presupuestos Generales de los diferentes Estados de la eurozona, S&P ha publicado un informe en el que señala a los líderes políticos como los claros representantes de la dirección que tomen los ratings en los próximos meses.
Nada de echar balones fuera ni de pedir al Banco Central Europeo (BCE) que tome medidas históricas para evitar ajustes y reformas internas. "Los problemas de la eurozona siguen sin resolverse", advierte Moritz Kraemer, analista de S&P, y las soluciones no vendrán ni de Bruselas ni de Fráncfort. La agencia de calificiación lo dice muy claro, el perfil de crédito de los países no mejorará si no se aplican medidas de ajuste y favorables al crecimiento económico en los diferentes países.
Tan necesarias son estas reformas que S&P cree que los estímulos monetarios del BCE "pueden ser contraproducentes a largo plazo si conducen a una política fiscal complaciente". Los Gobiernos tendrán que tomar el timón para consolidar sus cuentas públicas y así mejorar su solvencia si no quieren volver a ver deterioros en su calificación.
Para S&P, muchos Estados europeos están aprovechando la situación de calma histórica que ha creado el BCE en los mercados financieros para posponer decisiones que afectan directamente a la viabilidad de su deuda. "Con las rentabilidades de los bonos a largo plazo en mínimos históricos, algunos Gobiernos han retrasado las reformas estructurales necesarias pero políticamente impopulares", advierte la agencia en una nota.
Esta situación podría complicarse ante la debilidad de la economía europea, de hecho, la agencia no descarta la posibilidad de ver una nueva recesión. Las primeras decisiones de S&P ante este nuevo escenario han afectado a los países con mejor posición crediticia y que reflejan que "los problemas de la eurozona todavía no se han resuelto". En octubre, la agencia ha mantenido la perspectiva negativa para el rating de Francia (AA) y ha retirado la máxima calificación a Finlandia, dejando su nota en AA+. Con esta decisión, solo quedan dos países en la eurozona que sean matrícula de honor: Alemania y Luxemburgo. S&P no es la única agencia que tiene dudas con el rating de Francia: Fitch también ha puesto su nota en perspectiva negativa este mes.