
En medio de la volatilidad que ha puesto en jaque a los parqués de EEUU la fortaleza del dólar, impulsada por la recuperación económica y el camino hacia la normalización monetaria, se postula como otro factor de preocupación. El miedo está justificado, dado el impacto que una divisa fuerte podría incidir tanto en el coste de las operaciones como en las ventas de las multinacionales de EEUU que operan en distintas partes del mundo.
"Mientras los mercados terminaron la semana pasada con un tono algo más optimista, es pronto para cantar victoria, seguimos viendo mucha incertidumbre sobre los ingresos y beneficios empresariales", reconoce Ken Polcari, bróker institucional en la New York Stock Exchange.
La revalorización del dólar, que ha llegado a subir hasta un 8% desde junio, se ha convertido en un quebradero de cabeza para las firmas del S&P 500 -gran parte de ellas operan a lo largo y ancho del globo-.
Mientras las proyecciones de beneficio para el índice siguen siendo jugosas para la mayoría de los expertos, de doble dígito para 2015, algunas industrias podrían comenzar a notar el encarecimiento del dólar. El sector tecnológico se postula como el más vulnerable, ya que el 60% de sus ingresos depende de mercados internacionales, según Goldman Sachs. Titanes como IBM, Apple u Oracle son algunos de los títulos que podrían sufrir durante los próximos meses.
El sector energético sería otro afectado. Como indica Tom Forester, estratega jefe de Forester Capital Management, "las petroleras sufren el encarecimiento de forma doble, ya que sus ingresos internacionales valen menos y los precios de las commodities tienden a caer".
Desde Goldman Sachs, su estratega jefe de renta variable, David Kostin, dejó entrever en su último informe que la subida del dólar tendrá un mayor impacto en el último trimestre. "Las revisiones sobre las proyecciones para el cuarto trimestre han caído ya un 2% con respecto al consenso", señaló. A la vez que manifestó cómo en sectores como la energía, los recortes alcanzan un 7%. En este contexto, Goldman Sachs ha rebajado un 1% su estimación media de beneficio por acción para el S&P 500 en 2015 a 130 dólares desde los 132 dólares.
Incluso el Comité de Mercado Abierto de la Fed expresó en las actas de su última reunión cierta preocupación por el fortalecimiento del dólar. Por un lado, incrementa las inyecciones de capital que a su vez aumentan el nivel de las inversiones y fortalece la economía doméstica. Además, modera la inflación y quita presión a la Fed a la hora de encarecer el precio del dinero. Aún así, Yellen y sus chicos intentan que la inflación alcance su objetivo del 2%, de ahí que observen de cerca la evolución del billete verde.
A la vez que un dólar fuerte encarece el coste de las exportaciones, incidiendo en la balanza comercial del país y sus proyecciones de crecimiento. Desde la consultora IHS Global Insight, su economista jefe, Nariman Behravesh, estima que terminará el año en los 1,24 dólares y caerá en 2015 hasta los 1,20 dólares. "Es un fenómeno sorprendente", indica Peter Knowles, de Morgan Stanley. "Estamos entrando en una era alcista para el dólar que durará varios años", asegura.
Una racha alcista que desde Credit Suisse indican que durará ocho años, por lo que todavía el dólar debería mantener su ascenso otros cinco años más, aproximadamente. Algo que los inversores podrían aprovechar. Según Andrew Garthwaite, estratega global de Credit Suisse en Londres, el MSCI World Index ha subido hasta un 72% en los periodos de un dólar fuerte desde 1980, 10 puntos porcentuales más que con un dólar barato. En EEUU, farmacéuticas, productores de materiales de construcción, bancos o aseguradoras se han comportado mejor cuando el dólar atravesaba un ciclo alcista.
