Esta semana han regresado escenas que parecían ya olvidadas desde 2012. Pero hay que recordar que hace solo dos años que los mercados vivían sesiones de pánico como las acontecidas estos días. Aunque en aquel verano, en el que el Ibex marcó mínimos de 2003, la prima de riesgo española alcanzó máximos históricos y la supervivencia del euro se puso en entredicho, había una diferencia crucial.
Ahí estaba el Banco Central Europeo (BCE) para salir al rescate. Su presidente, Mario Draghi, contaba todavía con artillería para frenar el estancamiento de una economía, la de la zona euro, que hoy vuelve a ponerse sobre la mesa. Los inversores lo sabían. Y solo sus palabras bastaron para tranquilizar los mercados. Pero estos mismos inversores son conscientes de que el BCE ya se queda sin recursos y que Draghi insiste en poner la pelota en el tejado de los gobiernos para que acomentan reformas estructurales. Ante este panorama, unos datos macro que traen la sombra de una tercera recesión en Europa son capaces, ahora sí, de hundir las bolsas en pocas horas.
Solo hay que ver lo que ocurrió el miércoles. Es cierto que en esa primera sesión de nerviosismo en los mercados concurrieron varios factores. Entre ellos, unos malos datos de ventas en EEUU o el recelo sobre Grecia, su salida del rescate y la capacidad de algunos bancos del país de salvar con éxito los test de estrés al sector. Fue entonces cuando cundió el pánico entre los inversores. Las ventas se contagiaron de un país a otro y traspasaron el Atlántico con fuertes caídas también en Wall Street. No fueron descensos cualesquiera, pues índices como el Ibex se dejaron un 3,59%, sufriendo su segunda mayor caída del año. Ante pérdidas semejantes, el principal indicador de la bolsa española no pudo salvar la semana pese a que el viernes logró -nada más y nada menos- su mejor sesión desde julio de 2013, con un repunte del 2,97%.
Finalmente, acabó la que ha sido su cuarta semana consecutiva de caídas con un descenso del 1,9 %, hasta los 9.956,8 puntos. Esto es la peor racha en el último año y medio. Eso sí, es el único de los grandes índices europeos que se mantiene en positivo en el año -ver gráfico-. Los valores más bajistas de la semana fueron: Dia (perdió un 5,35%), Telefónica (cedió un 5,17%) y Amadeus (con un 3,6%).
No obstante, el daño podría haber sido mayor. El cortafuegos llegó el jueves, cuando desde diferentes organismos se intentó apagar el incendio. Por un lado, el BCE quiso apaciguar las llamas que resurgían en Grecia rebajando las exigencias de los colaterales, es decir, de los activos con los que el Estado heleno puede acudir como garantía al banco central para financiarse. Aunque quien redujo el fuego fue
El presidente de
Mayores descensos arrastraron algunas de las bolsas europeas. El Cac francés y el EuroStoxx 50 se dejaron un 1% en la semana y el Ftse Mib italiano perdió un 2,6%. Alemania, en cambio, consiguió cerrar en positivo, con ganancias del 0,7%. El rebote del viernes permitió a los índices del Viejo Continente recuperar "sus soportes clave en tendencia, que de forma general se encuentran en los mínimos de agosto", señala Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader. Y añade: "Para tener evidencias técnicas que apuntaran hacia un cambio dentro de esta tendencia somos partidarios de esperar a que haya una confirmación mensual de la pérdida de soportes como son los 9.800/9.900 del Ibex 35".
La tensión llega a otros activos
El dinero salió de las bolsas, pero también de otros activos de los que los inversores huyen cuando la situación en Europa se complica. En el mercado de deuda, hubo ventas de bonos periféricos, sobre todo griegos, cuyo rendimiento a 10 años se disparó por encima del 8%. En el caso de España, hubo tensión tras conocer que el Tesoro no colocó el máximo previsto en la subasta del jueves, aunque la semana dejó la rentabilidad del bono español a 10 años en el 2,17%, frente al 2,07% anterior. La prima de riesgo llegó a escalar a 169 puntos básicos, pero finalmente la subida fue de 13 puntos, hasta los 131 puntos. No todo fueron ventas, los inversores se refugiaron en el tradicional bund, que tocó mínimos históricos en el 0,75% -acabó en el 0,859%- y en la deuda de EEUU, cuyos bonos llegaron a perder el 2% cayendo por debajo de los españoles por primera vez desde agosto. El viernes, esto ya no sucedía.
El refugio también estuvo en el oro. El precio de la onza del metal amarillo subió un 1%, hasta los 1.232 dólares. En cambio, el precio del crudo en Europa llegó a bajar hasta los 82 dólares en el caso del barril Brent, para luego recuperar los 86 dólares.