
Quantitative Easing Policy: "Dícese de la política no convencional llevada a cabo recientemente por la Reserva Federal estadounidense de adquirir grandes cantidades de títulos a largo plazo, incluyendo bonos del Tesoro, bonos de agencias (aquellos emitidos por una institución del Gobierno, pero que no están garantizados plenamente en la misma forma que los emitidos por el Tesoro de EEUU y los bonos municipales) y bonos respaldados por hipotecas". Ésta es una aproximación a la definición que desde el NBER (National Bureau of Economic Research) dan a la política monetaria de la Fed en los últimos años y cuyo inicio se remonta a finales de 2008. Concretamente, a la segunda quincena del mes de noviembre.
De esa fecha data el inicio del primer QE de la institución que en aquel instante presidía Ben Bernanke, aunque no haya unanimidad en su selección -algunos expertos sitúan este hito en marzo de 2009-. Desde este mes, y hasta finales de 2009 (éste es el espacio de tiempo que se le achaca a la primera ronda de estímulos), se llevó a cabo la compra de cerca de 300.000 millones de dólares en bonos del Tesoro, 175.000 millones en bonos de agencias y 1,25 billones en bonos y activos respaldados por hipotecas.
Una política que trajo una considerable depreciación del dólar. Sobre todo en las fechas posteriores a los anuncios de compras de activos. En los días señalados, como cuando la Fed empezó a comprar deuda privada en noviembre de 2008, o cuando empezó a adquirir deuda pública en marzo de 2009, el cruce entre el euro y el dólar subió un 15% y un 8%, respectivamente.
"El dólar estadounidense se depreció en un promedio de 40 puntos básicos en los 60 minutos posteriores a los anuncios de la Fed", afirman desde HSBC. "El efecto fue persistente: 50 puntos básicos después de que transcurriera un día" concluyen. Una evolución a la que ahora la divisa comunitaria mira de reojo. Cada vez son más las voces que hablan de un posible QE a la europea que, atendiendo a los precedentes sembrados por el billete verde, podría traer consigo una caída para el euro del 10% de media.
"Aunque se trate de una medida extrema, que el principal motor de la economía europea (Alemania) haya presentado signos de ralentización, elimina discrepancias en el seno de la Unión Europea a este respecto", señala José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. Se trata de una "medida extrema, por lo que la cotización de la moneda única podría verse afectada tras la adopción de un QE a la europea", añade. Sin embargo, el experto fija en los 1,24/1,23 los niveles a los que podría ir la divisa, es decir, una caída del 3% desde las cotas actuales. Y es que, como afirma Martínez Campuzano, "ya se está produciendo este deterioro en 2014. No hay que olvidar el descuento con el que cotiza ya el euro frente al dólar".
No obstante, este comportamiento no es algo aislado. En las primeras rondas de estímulos llevadas a cabo por los bancos centrales de otros países también se ha producido esta depreciación de la divisa local frente al euro (ver gráfico). Ocurrió en marzo de 2001 con el yen, cuando el Banco de Japón decidió poner en marcha su primer programa de compra de activos y la moneda única se apreció casi un 6% frente a la divisa nipona. Y se repitió en marzo de 2009 en Reino Unido, cuando el euro subió frente la libra. A pesar de todo, esta tendencia no se ha repetido cuando la Fed ha decidido poner en práctica un segundo o tercer capítulo de esta política, ya que el mercado ha descontado este comportamiento con anterioridad.

No sólo tiembla el euro
Aparte del euro, hay otros activos en los que se verían reflejados los efectos de la implantación de este tipo de política como los bonos soberanos, los mercados financieros e incluso algunas magnitudes macroeconómicas como el PIB, la inflación, el desempleo... Pese a todo, "el probable impacto sobre algunos de los canales de influencia que tendría un QE será menos positivo de lo que fue en el caso de EEUU o Reino Unido", señalan desde HSBC. "Seguimos creyendo que el efecto global debe ser positivo para el crecimiento de la zona euro y puede ayudar a prevenir una nueva caída en las expectativas de inflación", afirman desde la misma entidad.