Las cintas secretas grabadas por Carmen Segarra, una abogada que trabajó para la Reserva Federal de Nueva York en 2011, han vuelto a levantar la polémica en la Calle del Muro. Durante las cerca de 46 horas de grabaciones, la ex empleada del banco central neoyorquino destapa cómo la cultura del regulador financiero por excelencia está marcada por el miedo a enfadar a las entidades que debe supervisar, entre ellas Goldman Sachs.
En uno de los múltiples ejemplos, el equipo de supervisores de la Fed de Nueva York comenzó a mostrar cierta preocupación por una operación entre Goldman Sachs y el Banco Santander. El jefe de Segarra, por aquel entonces Michael Silva, optó por calificar dicha actividad como "legal pero sospechosa". Sin embargo, durante un encuentro posterior con representantes del banco americano, los reguladores de la Fed optaron por no presionar ante este asunto justificando que no querían "ser demasiado duros" con Goldman. De hecho, para evitar herir sensibilidades, los funcionarios de la Fed optaron por mostrar disculpas asegurando que su curiosidad y deseo por entender más sobre el mercado en general, no debía interpretarse "como una crítica contra la empresa".
Según Segarra, durante su periplo por la Fed de Nueva York encontró numerosos casos en que los reguladores eran demasiado amistosos con los bancos a los que debían controlar y cuidaban cualquier tipo de acción para no provocar así el malestar de estas instituciones.