Bolsa, mercados y cotizaciones

Constructores de la marca España

Hacer marca España está a la altura de muy pocos, y en el terreno financiero quien se puede apuntar como constructor de ella es Emilio Botín. El banquero que por su intuición y valentía convirtió la séptima entidad de un sistema financiero de la España de la Expo92 y los Juegos Olímpicos en un gigante de dimensión internacional.

Un bicharraco que en 2008 llegaba a liderar los ranking de beneficio de la banca occidental. Entre los aciertos que se pueden poner en la tabla de haberes de Botín se encuentra su capacidad bélica para romper el statu quo de la banca con guerras de depósitos e hipotecas, su maniobra para hacerse con Banesto imponiéndose a las familias del clan de Neguri, pero seguramente la operación que le pone al frente del mercado nacional es la fusión de comienzos de 1999 con el Central Hispano de José María Amusátegui y Ángel Corcóstegui -este último había rematado el acuerdo con Matías Rodríguez Inciarte en las Navidades del 98-.

Los duendes de las imprentas hicieron que el día en que se anunció la operación se cruzarán en el diario La Razón la portadilla de economía con la de cultura, el resultado de aquel baile de páginas es que un largo especial dedicado a la operación se titulaba El secreto de los zapotecas. Lógicamente, la escasa tirada de primera edición se destruyó y Ana Lorenzo y un servidor guardamos el incunable. ¡Y a fe que era el secreto de los zapotecas! Con la teórica fusión paritaria entre el Santander y el BSCH, en la que se impuso Botín, el banco cántabro obligaba a BBV a fusionarse a finales de año con una Argentaria que venía de ser privatizada, para salvar momentáneamente la cabeza de la banca española.

Emilio Botín se iba a convertir ya en el Santiago Bernabéu de su primera época al frente del Real Madrid. En el presidente blanco que volvía a ganar la Liga 21 años después, en la temporada 53/54, y que se marcó como objetivo la construcción de un nuevo estadio para sanear la maltrecha economía del club y profesionalizar la institución. A comienzos de los 90, algunos de los presidentes de los siete grandes de la banca española miraban por encima del hombro a Botín, en aquellas reuniones presididas por Rafael Termes, en las que debió inocular aquello de que un banquero en esencia, presencia y potencia debe estar con el Gobierno que esté en el poder.

Pero un Botín necesitado del virus de la competencia y llevado por una clara visión de futuro rompió el mapa de España y llevó el nombre del Santander a Latinoamérica, Europa y Asia, con algunos fracasos a las espaldas. Hizo del Santander un referente de la banca mundial, sustentado su liderazgo en su autoridad moral indiscutible y una gestión personalista, al modo de las santiaguinas, las charlas que Bernabéu daba a jugadores y cuerpo técnico, para mantener un control férreo de la institución. Pero siempre dentro de un talante irreprochable constructivo que Alfredo Sáenz explica que se sostenía en un lema que podría haber sido "alaba o calla". Francisco Luzón lo explica de la misma forma, "nunca hablaba mal de nadie".

En el mayor momento de éxito, Botín llegó a pronunciar su famoso the sky is the limit. Fue en la presentación de los resultados del Santander, en febrero de 2006, tras la compra del Abbey en Reino Unido. Había sido un año brillante. El año en el que el valor de mercado de las compañías cotizadas en el parqué español llegó a superar el billón de euros de capitalización, una cifra mayor que el PIB español de entonces. Aunque el cielo no es límite, sólo para los inmortales, Botín ya había ganado como Bernabéu la Copa de Europa, la competición que fue idea de Gabriel Hanot, de 'L'Equipe', que contó con el visto bueno de la UEFA, y sirvió para poner el nombre del Real Madrid en el mundo. Bernabéu en su presidencia ganó dieciséis ligas y seis copas, pero lo que hace universal a su Real Madrid son sus seis copas de Europa. El expresidente de la UEFA, Artemio Franchi, dijo de él que nadie tiene "más títulos de honor por su labor en pro del fútbol". Botín ha sido el artífice de que la banca española tenga hoy por el mundo la misma dimensión que el Real Madrid. Siempre por delante de su gran rival, BBVA, con quien ha disputado una pugna tan real entre rojos y azules como en el fútbol mantienen blancos y azulgranas. Pero el Santander se llevó la histórica medalla de oro en el beneficio de 2008 de la banca mundial (ya afectada por Lehman y sin incluir a la china), y roza los 100.000 millones de valor bursátil. Un techo que no es límite para el banco.

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