
Las operadoras europeas están más diversificadas geográficamente que las asiáticas y americanas.
Hubo un tiempo en que Telefónica, en 2008, era la tercera teleco más grande del mundo -sólo tenía por delante a At&T y China Mobile-. Su capitalización llegó a superar los 100.000 millones de euros y su hegemonía sobrepasó incluso la de Vodafone, que cuatro años antes podía presumir de ser la primera teleco del mundo por valor bursátil. Desde entonces, el mapa mundial que reúne a las más grandes del sector no ha dejado de cambiar. Si bien son las estadounidenses y asiáticas quienes mayor tamaño tienen ahora, la ola de fusiones y adquisiciones abierta en Europa dibuja las primeras operaciones sobre un mapa de batalla en el que se tiene que producir una concentración y en el que algunos jugadores del Viejo Continente han tomado la delantera, marcando más puntos sobre el tablero mundial.
Una de las últimas en expandir sus amplios dominios por el mundo ha sido Telefónica, con la compra de la brasileña GVT. Aunque sus deseos de hacerse con esta compañía se remontan a 2009, cuando Vivendi se interpuso ofreciendo más dinero que la española hasta ganar el premio, la operación diseñada ahora por el grupo que preside César Alierta para quitar de las manos GVT a la francesa ha sido toda una obra de ingeniería financiera. La razón es que Telefónica no solo evitará sacar dinero de su propio bolsillo (lo hará a través de una ampliación de capital de Telefónica Brasil y, a su vez, el dinero para suscribir su parte saldrá de otra ampliación de la matriz por valor de algo más de 3.400 millones de euros), sino que además integrará la parte buena de GVT -los beneficios- y no se imputará la mala -la deuda-.
Sin embargo, la jugada de Telefónica, que es la octava operadora más grande del mundo por valor bursátil, tiene una lectura más. Y es la posibilidad de que Latinoamérica se consolide como su principal fuente de ingresos por encima de lo que le aporta ahora Europa, donde se fortaleció el año pasado tras entrar por la puerta grande en Alemania al comprar E-Plus.
Basta con observar que, a cierre de 2013 y según datos de Bloomberg, el 48 por ciento de sus ingresos se originaron en Europa, pero es que el 51,9 por ciento ya vino de Latinoamérica.
El 'as' que juega a favor de Europa
Hasta más ver, lo cierto es que Telefónica es junto a otras dos europeas, Vodafone y Deutsche Telekom, quienes ofrecen una mayor diversificación geográfica a nivel mundial. Por ejemplo, en Vodafone la principal fuente de ingresos es Alemania, de la que obtuvo un 17 por ciento de sus ventas el año pasado, según los últimos datos de Bloomberg correspondientes el cierre de 2013. No en vano, su filial africana Vodacom representó en el mismo periodo casi un 12 por ciento de sus ingresos anuales. E Italia, en torno al 11 por ciento.
Uno de sus últimos movimientos ha sido precisamente comprar Ono en España, una operación que a pesar de iniciarse el pasado mes de marzo no se ha formalizado hasta julio, con un desembolso de 7.200 millones de euros. Una estrategia que le ha hecho posicionarse en nuestro país como el segundo operador de banda ancha fija, sólo por detrás de Telefónica. ¿El resultado? Ha pasado de tener una cuota de mercado del 7,5 al 21 por ciento, según un informe de la propia compañía. Pero ahí no acaban las repercusiones, sino que además, entre la red de cable de Ono y la propia de Vodafone, la británica habrá pasado de tener el 41 al 57 por ciento de la cuota de hogares en España. Se mire por donde se mire, está claro que ha sido una gran jugada y para ambas. Y es que tras completarse el cien por cien de la adquisición, la agencia de calificación Fitch ha revisado al alza en seis escalones la nota de Cableuropa (Ono), desde B a BBB con perspectiva "estable", sacándolo de la categoría de bono basura.
Sus movimientos están respaldados también por los analistas, ya que de las tres telecos que se cuelan entre las más grandes del mundo es la que mejor recomendación tiene -todas son mantener, pero Vodafone es quien luce el consejo más claro por delante de Deutsche Telekom y Telefónica, en ese orden-. Por tamaño, la germana es la cuarta del mundo, por detrás de las americanas Verizon, At&T y China Mobile. Claro que su dimensión podría haber sido aún mayor de haber pujado por hacerse con Jazztel, sobre la que ya ha manifestado de forma indirecta que no está interesada de momento -ni en ella, ni en ninguna otra- hasta que no digiera su integración con Ono. Su decisión deja el camino despejado a Orange, que en reiteradas ocasiones ha hecho público su interés de hacerse con Jazztel.
Su prudencia, la de preferir reforzar su negocio dentro de España, se deja notar también en las expectativas de beneficio que maneja el consenso de mercado, que este año espera que cierre el ejercicio con ganancias de 1.660 millones de euros para este año y que se que incrementen hasta los 1.715 millones de cara al próximo ejercicio. Lo que significa un 3,33 por ciento más.
Eso sí, este avance de sus beneficios no impide que la compañía esté cara en términos de PER (número de veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción) en comparación con el resto del sector. Si en este se tarda 24 años en recuperar la inversión sólo por la vía de los beneficios, en Vodafone esta espera se alargaría hasta los 30 años.
Aún así, el gran aliciente para quién tenga sus títulos son los dividendos, ya que sus pagos son de los más rentables de las tres grandes telecos europeas sin scrip -Telefónica la supera pero usa la fórmula de la retribución en acciones-. En concreto, sus pagos ofrecen una rentabilidad del 5,42 por ciento.
El tercer ejemplo que pone de manifiesto cuál es la gran baza de las europeas respecto a otros gigantes mundiales es la alemana Deutsche Telekom. Aunque es cierto que el grueso de sus ingresos lo obtiene de Alemania (un 39 por ciento), su otra gran apuesta son los Estados Unidos, de donde procede otro 29 por ciento. Ahí cuenta con el 66,3 por ciento de su filial T-Mobile, de la que busca desprenderse desde 2011, ya que considera que carece de masa crítica, frecuencias de señal y capital para competir con sus dos principales rivales: At&T y Verizon. Pero es que además, de ejecutar la venta en un futuro, la operación le permitiría reducir la deuda que acumula, próxima a los 40.000 millones. Sin embargo, los reguladores se han opuesto a ello hasta en dos ocasiones.
A día de hoy, Deutsche Telekom sigue abierta a escuchar ofertas, después de que a principios de agosto rechazara la de la francesa Iliad, por 15.000 millones de dólares, por considerar que no era suficientemente buena, según su consejero delegado, Tim Höttges.
Pocos jugadores concentrados
Traspasar las fronteras de Europa en busca de telecos tiene dos consecuencias: en primer lugar, el sector está menos fragmentado pero también más concentrado; y en segundo lugar, mejores recomendaciones, sobre todo si se trata de Estados Unidos.
Allí los líderes indiscutibles son Verizon y At&T. Son la segunda y tercera operadora más grandes del mundo, solo superadas por China Mobile. De ellas, sólo la primera es compra y la segunda, un mantener. Ambas centran sus negocios únicamente al otro lado del charco, pero eso no implica un freno para sus ganancias. Los bancos de inversión prevén que sus beneficios crezcan un 12,5 por ciento este trienio (2014-2016), desde 11.386 hasta 12.807 millones de euros. Lo mismo que en At&T, donde también esperan que aumente sus beneficios este trienio un 7 por ciento (de 10.523 a 11.271 millones de euros).
De las dos, la más cara es Verizon -aunque en realidad el inversor no paga ninguna prima por ellas respecto a la media del sector-. En concreto, tiene un PER de 14 veces, diez veces por debajo de la media del sector. En cuanto a At&T, que está dispuesto a entrar de lleno en el mundo de la televisión por satélite con la compra de Direct TV -el líder en Estados Unidos en este ámbito-, su múltiplo de beneficios es de 13,4 veces, inferior al de la anterior.
Aunque la media de bancos de inversión sólo recomiende tomar posiciones en Verizon, lo cierto es que uno de los atractivos de las americanas para el inversor es la rentabilidad que ofrecen sus dividendos, que asciende hasta el 4,23 por ciento en Verizon y hasta el 5,28 por ciento en At&T.
La fotografía completa para entender cómo está compuesto el mapa de las telecos que dominan el mundo se completa con el papel que asumen las asiáticas. Al igual que ocurre con las estadounidenses, sus redes se concentran a nivel local y, pese a los sólidos fundamentales que ofrecen, la pega para el inversor en España es la imposibilidad de adquirir sus títulos de forma directa.
Sin duda la mejor representante de las japonesas es SoftBank, la quinta en el ránking mundial y la misma que, según rumores recogidos por Reuters esta semana, podría estar interesada en hacerse con Vodafone después de su fracaso de adquirir T-Mobile a través de su filial estadounidense Sprint (de dónde procede el 40 por ciento de sus ingresos, el otro 57 por ciento llega de Japón). Detrás de sus ofensivas está una potente artillería, en forma de beneficios, que se espera que se incrementen en un 45 por ciento entre 2014 y 2016. Es el mayor crecimiento entre las grandes compañías de telecomunicaciones del mundo.
Su presencia en dos países y su pretensión de seguir haciendo su negocio más grande en otros territorios difiere de la estrategia que siguen algunas de sus compatriotas, como como NTT DoCoMo y NTT Communications, ya que las dos obtuvieron la totalidad de sus ingresos en Japón a cierre de 2013.
En China, el gigante que domina las comunicaciones en aquel país es China Mobile, donde concentra la totalidad de sus ingresos. Con una capitalización que supera los 200.000 millones de euros conseguidos en 17 años de vida, el único punto débil de la mayor operadora del mundo es su falta de internacionalización, que podría arreglar con su holgada posición de caja: 48.300 millones.