Los temores del mercado que se ciernen sobre el Banco Espírito Santo (BES) provocaron ayer una oleada de ventas en la bolsa portuguesa, que llevó al banco a sufrir el mayor castigo de todo el PSI 20. La entidad se está viendo arrastrada por los problemas de liquidez que afectan a su principal accionista, Espírito Santo Internacional (ESI), que posee el 25 por ciento del grupo a través del holding Espírito Santo Financial Group (ESFG), al que Moody's rebajó su calificación crediticia hasta el Caa2 -la tercera peor nota en el rango que establece la agencia-. El resultado para BES ha sido una pérdida de capitalización de 1.300 millones en la semana. Sólo ayer cedió un 17 por ciento antes de que su cotización fuera suspendida por la CNMV portuguesa.
Ayer, en el mercado luso, BES no fue el único blanco de las ventas. También ESFG, cuyos títulos fueron los terceros más penalizados de todo el selectivo, al caer un 8,8 por ciento. A ambos les siguieron el resto de entidades portuguesas. Banco Banif, con un descenso del 7,37 por ciento; el BCP, que retrocedió un 6 por ciento; y el BPI, que bajó un 5,96 por ciento. Una fuga de capitales que ha hecho perder a la banca del país vecino, de media, 2.662 millones de euros en capitalización bursátil esta semana.
Por otra parte, el seguro frente a un posible impago de Banco Espírito Santo (conocido como CDS, por sus siglas en inglés), escaló ayer casi 30 puntos. Lo que significa que si el miércoles se pagaban 38.720 dólares por asegurar un millón de deuda del banco, ayer la cifra ascendió hasta los 43.162 dólares.
Sin embargo, a pesar del castigo que sufrió ayer BES en bolsa, fuentes de mercado explicaron que "los movimientos bursátiles están dominados por aspectos que nada tienen que ver con su capacidad de pago". Y ayer, el principal temor de los inversores fue el miedo a una posible salida desordenada de su principal accionista.
Sobre su solvencia, el Banco de Portugal se encargó de despejar cualquier duda. BES tiene una ratio de solvencia de primer nivel del 9,6 por ciento en términos de Basilea III fully loaded (es decir, implementados todos los requerimientos que se pedirán en 2019). En ese porcentaje no se incluyen los denominados activos fiscales, como sí hacen otras entidades españolas. Si BES también lo hiciera, fuentes financieras aseguran que su ratio de solvencia podría alcanzar el 10,5 por ciento, superando incluso a BBVA. En cualquier caso, ambas cifras están muy por encima de lo que exige la normativa (7 por ciento) y de lo que pide el Banco Central Europeo para aprobar los test de estrés que se producirán a la vuelta de verano (8 por ciento).
A ello se une la cómoda posición de liquidez que tiene BES, que da lugar a que el grupo mantenga su plan de crecimiento en el mercado español, que incluye finalizar el año con 40 sucursales.
Ambos factores, su solvencia y su situación de caja, deberían ser sinónimo de tranquilidad para los clientes. Tanto de los que tienen activos bajo gestión, como los de depósitos. Estos últimos cuentan además con la garantía del Fondo de Garantía de Depósitos luso, que asegura los primeros 100.000 euros.