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¿DEBE CHINA REVALUAR EL YUAN?

Paula Rosas

Pekín, 25 ago (EFECOM).- El eterno debate sobre el ritmo de apreciación de la moneda china, el yuan, se ha reactivado esta semana al conocerse que la divisa china ha alcanzado un nuevo récord con respecto al dólar tras la subida de tipos de interés del viernes pasado.

Pese a las presiones de potencias como EEUU, que ansían una rápida revaluación que beneficie a sus exportaciones y reduzca el déficit comercial que Washington mantiene con China, la mayoría de los analistas coinciden con que una apreciación repentina puede ser perjudicial para la salud económica del país.

El banco central mantuvo la divisa china en paridad fija con el dólar hasta julio de 2005, cuando revaluó el renminbi (el otro nombre de la divisa o moneda del pueblo) en un 2,1 por ciento y optó por vincularla a una cesta.

Desde entonces, el Banco Popular de China establece diariamente una paridad del yuan frente al dólar y permite que fluctúe en una banda del 0,3 por ciento, lo que ha permitido al yuan revaluarse en otro 1,75 por ciento, alza que muchos consideran insuficiente.

Mantener el renminbi encorsetado ha obligado al Banco Popular a comprar el exceso de dólares entrantes, convirtiéndose en la mayor reserva de divisa extranjera del mundo, un 70 por ciento de las cuales están compuestas por el dinero verde.

Para ello debe emitir más dinero y poner en marcha una política de esterilización, vendiendo activos financieros para evitar que este exceso de liquidez inunde el mercado.

Sin embargo, varios factores, como la apertura del sistema bancario, la entrada de capitales extranjeros y la convergencia de los tipos de interés chinos con los de los mercados internacionales encarecen esta política y la someten a los vaivenes globales.

Que una apreciación del yuan es necesaria y beneficiosa para China ya pocos lo ponen en duda; la cuestión está ahora en si las autoridades económicas deben arriesgarse y permitir una subida rápida o deben seguir el refrán de "vísteme despacio que tengo prisa".

Algunos economistas estiman que una importante apreciación a corto plazo no solucionaría los desequilibrios existentes, ya que un yuan más caro daría a China más capacidad de compra de materias primas, abaratando los costes de fabricación y, por lo tanto, las exportaciones.

Y con ello, vuelta al superávit comercial, que en julio rozó los 15.000 millones de dólares.

Precisamente, esta semana el Ministerio de Comercio advirtió de las negativas consecuencias que podría tener una subida anual de más del 3 por ciento, especialmente en el empleo.

Según el informe de la Academia China de Cooperación Comercial y Económica Internacional, dependiente del Ministerio, una apreciación de la divisa del 5 por ciento provocaría una caída de la inversión extranjera directa del mismo porcentaje y mermaría las exportaciones en un 4 por ciento.

Como consecuencia directa se perderían 1,9 millones de puestos de trabajo.

Los sectores de baja productividad, como el agrario, que en China cuenta con un exceso de mano de obra, resentirían también una posible apreciación brusca del yuan, ya que un abaratamiento de las importaciones agrícolas produciría un éxodo masivo del campo a la ciudad.

Asimismo, esta misma semana los bancos comerciales chinos, con unas reservas de divisas estimadas en 80.000 millones de dólares, se quejaron de que se enfrentan a pérdidas millonarias si el yuan sigue en ascenso.

Con la crisis de los Tigres Asiáticos de los años 90 en la memoria y un sector bancario poco desarrollado y de baja rentabilidad, el banco central se ha cuidado muy mucho de sobresaltar la economía con nuevas revaluaciones sorpresa.

¿La solución a la que muchos expertos apuntan?: el estímulo del consumo doméstico como vía para evitar el desequilibrio comercial que el gigante mantiene con un gran número de países del mundo, que ayudaría a reducir las presiones internacionales.

Sin embargo, sacar a los chinos a la calle a gastar, el pueblo más ahorrador del mundo, acostumbrado a pasar penurias y a guardar para pagar educación o salud puede ser otra odisea en sí misma. EFECOM

prs/pc/rjc

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