El Tesoro Público español encontró el jueves financiación a 10 años a un precio histórico, inferior a lo que hace menos de dos años desembolsaba por deuda a 12 meses. Era agosto de 2012 cuando España pagaba por última vez más de un 3% por colocar letras a un año. Y este jueves el organismo encargado de emitir la deuda pública española marcó un nuevo hito al financiarse a un precio inferior a ese 3%... pero ¡a 10 años! Fue la primera vez que los costes bajaban de ese umbral.
Si a finales de abril logró batir la rentabilidad récord que mantenía desde 2005 en bonos a una década, la colocación a este plazo se abarató nuevamente pasando de un precio medio del 3,059 al 2,968%. Ese rendimiento fue inferior incluso al que cotizaba la deuda española a 10 años en el mercado secundario, en el que se compran y venden los títulos después de ser emitidos.
El Tesoro colocó 1.993,4 millones de euros con este papel, aunque también subastó bonos a 5 años, con lo que el importe captado en total alcanzó los 3.530,2 millones. Es decir, estuvo en línea con el objetivo que se había marcado, un máximo de 3.500 millones, más reducido que en ocasiones anteriores. Con esta cantidad, el Estado ya ha obtenido un 53% (más de 71.600 millones de euros) de sus necesidades de financiación a medio y largo plazo para 2014 -ver gráfico-.
En esta ocasión, la demanda también fue más moderada a la de las últimas subastas, aunque nada comparado a la caída en Alemania, que el día anterior saldó una colocación en la que los inversores no cubrieron la oferta. El organismo español recibió peticiones por un total de 6.297,3 millones de euros, por lo que en este caso no llegaron a duplicar la cantidad ofertada -la ratio de cobertura se quedó en las 1,8 veces-.
El Tesoro también marcó un nuevo mínimo histórico en la colocación de la deuda a 5 años, el quinto consecutivo que se apunta con estos títulos. El Estado consiguió financiación con vencimiento en 2019 a una rentabilidad media del 1,648 %, frente al 1,663% desembolsado en la subasta anterior.
Poco margen
En un primer momento, tras la emisión del Tesoro, la rentabilidad del bono español a 10 años reaccionó a la baja en el mercado secundario rompiendo la barrera del 3%. El interés llegó a tocar el 2,94%, desde el 3,014% al que cotizaba el día previo. En cambio, las compras se tornaron por ventas y acabó la jornada con un repunte hasta el 3,051%, mientras el rendimiento del bono alemán a una década se relajaba hasta el 1,408%. ¿El resultado? Pese a que el Tesoro español se financió a un precio histórico, la prima de riesgo sufrió un nuevo incremento, de 5 puntos básicos, hasta los 164 puntos.
Y es que muchos expertos consideran que ya estamos ante los mínimos costes de financiación y que es muy difícil que sigan reduciéndose muy por debajo de estos niveles en estas condiciones. Solo una actuación extraordinaria como la compra de deuda por parte del Banco Central Europeo al estilo QE de la Reserva Federal -algo que solo un 8% de los analistas encuestados por Bloomberg prevé para la próxima reunión del 5 de junio- podría dar alas a descensos más profundos en las rentabilidades de deuda periférica como la española.
