Teresa Bouza
Washington, 18 ago (EFECOM).- El presidente de EEUU, George W. Bush, trazó hoy un retrato idílico de la salud económica del país, al hablar de "fortaleza" y "solidez" y evitar cualquier alusión a las recientes señales de desaceleración.
"Los pilares de nuestra economía son sólidos y robustos", dijo Bush durante una rueda de prensa desde la residencia oficial de descanso en Camp David (Maryland) tras reunirse, como es tradicional en agosto, con sus principales asesores económicos.
El inquilino de la Casa Blanca destacó que la que él describió como buena marcha de la primera economía mundial obedece en parte a los recortes fiscales de su Gobierno que, según dijo, han estimulado la actividad económica al dejar más dinero en el bolsillo de los consumidores.
Bush recordó que el Producto Interior Bruto (PIB) creció a un ritmo anual del 4 por ciento durante el primer semestre, una cifra que, según los expertos, se presta a distintas lecturas.
La media refleja, fundamentalmente, el fuerte crecimiento del 5,6 por ciento durante el primer trimestre del año. Entre mayo y junio el ritmo se frenó y el crecimiento quedó en el 2,5 por ciento.
Economistas como Joel L. Naroff, presidente de la consultora Naroff Economic Advisors, creen que el dato del segundo trimestre está más próximo a la actual tendencia de crecimiento económico de EEUU que el del primero.
Naroff achaca gran parte del repunte del arranque de año a los incentivos para la compra de automóviles y al hecho de que se produjo tras un débil dato a finales del 2005, cuando el PIB experimentó un fuerte revés por los efectos del huracán "Katrina", que golpeó EEUU a finales de agosto.
Bush habló también hoy del "bajo desempleo" y la "elevada productividad", a pesar de que también existen señales contradictorias en ambos frentes.
Las últimas cifras publicadas muestran, por ejemplo, que EEUU creó sólo 113.000 nuevos puestos de trabajo en julio, lo que dejó la tasa de desempleo en el 4,8 por ciento, el nivel más alto de los últimos cinco meses.
La productividad, por su parte, aumentó a una tasa anual del 1,1 por ciento en el trimestre entre abril y junio, por debajo del 4,3 por ciento de los tres primeros meses del año.
Pero Bush y su Gobierno dejan claro siempre que pueden que la economía todavía está en buena forma, algo que el partido republicano parece dispuesto a utilizar para recabar apoyo popular.
Sin ir más lejos, el vicepresidente Dick Cheney predijo recientemente que los republicanos se impondrían en las elecciones legislativas de noviembre debido a la buena salud económica de EEUU.
El partido de la oposición demócrata duda, por el contrario, de que sus adversarios sean capaces de utilizar con éxito la baza de la fortaleza económica.
Según la oposición, el plan económico de Bush ha provocado la congelación salarial y el incremento del precio del combustible y los costos sanitarios.
"Pese a la optimista retórica de Bush y a sus eslóganes de campaña (electoral), los estadounidenses saben que la economía de Bush no les funciona a ellos, ya que han tenido que sufrir el estancamiento de sus salarios, el incremento de los costos sanitarios y los precios récord de la gasolina", señaló Stacie Paxton, secretaria de prensa del Comité Nacional Demócrata.
Por lo demás, la reunión de Bush con sus asesores económicos, que empezó con una cena el jueves, se produce cuando sólo el 37 por ciento de los estadounidenses respaldan su gestión de la economía, según el instituto Ipsos.
Entre los asistentes al encuentro de Camp David estuvieron Cheney; el secretario del Tesoro, Henry Paulson; el secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez, y la secretaria de Trabajo, Elaine Chao.
A ellos se sumaron también el director del Consejo Nacional Económico, Allan Hubbard, y el jefe de la oficina presupuestaria de la Casa Blanca, Rob Portman. EFECOM
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(con fotografía)