Desde que en junio de 2011 el Banco Central Europeo (BCE) dejara de remunerar los depósitos de la banca europea, las amenazas de situar esta tasa en negativo se han sucedido prácticamente cada mes. En concreto, la herramienta permite a la banca de la eurozona guardar su exceso de liquidez a un día en esta cuenta dispuesta por el BCE.
Durante los peores años de la gran crisis de confianza en la eurozona, las firmas europeas llegaron a aparcar más de 825.000 millones de euros en la facilidad de depósito, ya que era la única hucha de alta seguridad ante las incertidumbres que generaban el resto de actores financieros.
La posibilidad de que el BCE comience a cobrar a la banca por guardar su exceso de liquidez es hoy más probable después de las declaraciones del martes del presidente del Bundesbank, Jens Weidmann. El líder del banco central alemán suavizó su postura respecto a adoptar políticas monetarias no convencionales y reconoció que una de las opciones principales es la de situar la facilidad de depósito en tasas negativas para intentar forzar a la banca a mover su dinero. En el fondo, la intención que subyace es la de luchar contra la desinflación a la que se enfrenta la eurozona, con el fantasma de la deflación como amenaza de fondo.
Sin embargo, los analistas se preguntan por qué se baraja esta opción en este momento. Las dudas están fundamentadas, ya que la banca apenas guarda en la hucha de la facilidad de depósito 30.000 millones de euros, una cantidad que sólo representa un 0,00000011% del total de activos de las entidades de los países de la eurozona (que alcanzan los 30 billones de euros, según los datos del BCE a cierre de 2013). Esto es, una diezmillonésima parte del total del balance de la banca. Esta cifra también es muy baja en comparación con las cantidades que llegó a recoger la herramienta de depósito en el año 2012, cuando la crisis del euro estaba en su máximo apogeo. Durante el primer semestre de ese ejercicio llegó a superar los 827.000 millones de euros aparcados en esta herramienta, por lo que hoy apenas queda un 3,7%.
Una medida descafeinada
Si el BCE decide finalmente situar la facilidad de depósito en tasas negativas el impacto sobre la economía será muy limitado. Los expertos destacan que la medida iría más orientada al plano de la confianza que al de la economía real. La experiencia de este tipo de medidas, por ejemplo en Dinamarca, muestra cómo el crédito no ha aumentado. Además, aunque los bancos destinasen todo ese dinero a conceder nuevos préstamos, el aumento sería insignificante.
Según los datos del BCE a cierre de 2013, el volumen de crédito de las entidades europeas a empresas no financieras y residentes de la eurozona superaba los 10,6 billones de euros. De este modo, los 30.000 millones que aparcan los bancos en la institución monetaria apenas supondría un aumento del total de volumen de préstamos del 0,00000031%.
A pesar de las insinuaciones de Weidmann, los expertos consultados por Bloomberg hasta la fecha no esperan cambios en la facilidad de depósito en la próxima reunión del BCE del jueves de la próxima semana. Las 15 casas de análisis encuestadas creen que dejará esta cuenta en el 0%.
El bono, en mínimos
Las declaraciones del martes del presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, en las que suavizaba su postura en torno a la rectitud del Banco Central Europeo han reanimado el apetito inversor por los bonos de los países periféricos. La rentabilidad del título español a 10 años en el mercado secundario cayó ayer del 3,3% por primera vez en más de ocho años. En concreto, el tipo de interés del papel español cerró la sesión en el 3,27%, niveles que no se veía desde enero de 2006.
El ánimo comprador de los inversores se multiplicó después de conocer las alabanzas de JP Morgan. La gestora de activos de la entidad redobló en la madrugada del miércoles su apuesta por los títulos españoles e italianos: "Actualmente tenemos una exposición mayor a estos bonos que al inicio del año", explicó David Tan, jefe de estrategia de tipos de interés de la firma.