Cada vez estoy más convencido de que si hoy se tiene un dinero y se quiere invertir sin necesidad del mismo durante dos o tres décadas, la respuesta está en África. Primero, porque para el mundo de la inversión seguramente es el último territorio virgen por explorar, y desde el punto de vista pragmático del doctor Livingstone de la inversión, Mark Mobius, "durante los próximos cinco años, diez de las veinte economías de mayor crecimiento se ubicarán en África subsahariana, y dos en África del Norte".
África es un volcán de riqueza en estado magmático que acabará explosionando y la única duda es si lo logrará al menos con una consolidación de su clase media que justifique la apuesta por este territorio. De nada vale que su PIB crezca a doble dígito si su población se duplica o triplica. El resultado sería siempre más pobreza para más gente (la renta per cápita anual de África sólo en pocos países supera los 3.000 dólares anuales). Para eso mejor ser escandinavo, que la riqueza sea estable y se reparta entre unos pocos menos (con rentas per cápita medias superiores a los 50.000 dólares).
La confianza de que África emergerá es la misma de que en algún momento ganará un Mundial de fútbol. Talento y potencial los hay y comienzan a existir estructuras profesionales para que el duopolio Europa-América del Sur sea cuestionado. Quizás haya que esperar algunas décadas para que el fútbol africano, como reflejo del desarrollo de sus economías, alcance lo más alto. Ya ha conseguido levantar el apartheid al que fue sometido hasta 1970, cuando por primera vez la FIFA permitió la participación de un equipo africano en un Mundial.
Testimonialmente, Egipto había estado en el del 34 en Francia. Desde entonces, la primera victoria africana en un Mundial fue para Túnez. Las águilas de Cartago se impusieron a México en Argentina 78. El primer equipo en pasar a octavos: Marruecos, en México 86. Luego lo lograrían Camerún, en Italia 90 -con el primer ídolo africano (Roger Milla)-; Nigeria, en EEUU 94 y Francia 98; y Ghana, en el Alemania 2006. El mayor logro hasta la fecha, los cuartos de final de Senegal, en Japón/Korea 2002. Ganó el primer partido a la campeona del mundo, Francia, y cayó ante Turquía.
África solo puede ser futuro, aunque para el inversor todavía sea como aquel continente al que llegó Livingstone con una biblia, su maletín de medicina y un balón de fútbol.