A medida que avanza la tecnología también lo hacen los negocios que buscan las vulnerabilidades en la red para lanzar sus 'ataques', lo que a su vez ha hecho proliferar las firmas que se dedican a ofrecer ciberseguridad. Un sector desconocido pero que esconde grandes oportunidades
Hacker, usado comúnmente para referirse a los criminales informáticos; troyano, programa aparentemente inofensivo que al ejecutarlo lanza un ataque; malware, software malicioso. Hasta no hace tanto tiempo estos términos eran desconocidos para muchas personas, pero la revolución tecnológica también ha traído de la mano el florecimiento de otro tipo de negocio, el conocido como ciberterrorismo.
Imagine que dirige una empresa donde se manejan datos de millones y millones de personas: cuentas bancarias, direcciones, documentos personales... la sofisticación de los ataques cibernéticos supone un quebradero de cabeza para multitud de empresas que invierten cada vez más recursos y esfuerzos en mejorar sus sistemas de defensa. Un contexto que tiene un claro beneficiado: las compañías que se dedican a ofrecer ciberseguridad.
"La creciente circulación global de gente, bienes y servicios supone nuevos retos, como ataques cibernéticos y terrorismo y las innovaciones tecnológicas (informática en la nube, compras en línea, redes virtuales) requieren soluciones más fiables y personalizadas, hasta el punto de que la demanda de seguridad crece entre dos y tres veces más rápido que el PIB mundial", señala Yves Kramer, gestor de Pictet Security, un fondo que invierte en compañías relacionadas con protección de gobiernos, empresas e individuos. Precisamente, con datos de enero, la seguridad informática tiene un peso en su cartera del 22%.
Y es que "el negocio del pirateo o intrusismo informático, de acuerdo con varios estudios, suma 100.000 millones de dólares anuales globalmente (aproximadamente la mitad de lo que se gasta en pensiones en España). De hecho, los ciberataques contra empresas se quintuplicaron de 2011 a 2012, según Data Loss Barometer de KPMG", continúa Kramer. Por ello, es lógico que estas firmas protagonicen un crecimiento espectacular.
Las más 'seguras'
Desde la gestora apuestan por compañías de pequeña y mediana capitalización como es el caso de la estadounidense Fortinet, que ofrece sistemas y dispositivos de seguridad de red. Con un sólido consejo de compra para sus títulos, éstos pueden presumir de subir en el año más de un 20%. De hecho, desde que salió a bolsa en 2009 se ha revalorizado más de un 260%.
Dos son sus puntos fuertes: por un lado, un crecimiento estable del beneficio, que en el último lustro se ha incrementado de media un 20,4% anual. Asimismo, según las previsiones aumentará en el trienio (2014-2016) un 91%. Por otro, su posición de tesorería, que para este año se prevé que supere los 500 millones de dólares.
Otra de las firmas que destacan es Lifelock, que ofrece servicios de protección para robos de identidad. Con un avance superior al 16% desde que comenzó el año, en la última semana ha recibido cuatro recomendaciones de compra, siendo Deutsche Bank quien le otorga el precio objetivo más alto, 30 dólares, lo que le deja un potencial alcista del 56,5%. Además, los expertos esperan que en 2016 su beneficio supere los 100 millones de dólares, frente a los 17 millones estimados para el presente año.
A pesar de que la mayoría de las compañías de seguridad informática cuenta con pasaporte estadounidense, en Europa también se pueden encontrar oportunidades interesantes. Hablamos de firmas como la francesa Ingenico (desarrolla aplicaciones y provisión de sistemas de medios de pago electrónicos) y la alemana Wirecard (proporciona servicios de procesamiento de pagos, emisión de tarjetas y gestión de riesgos). Ambas cuentan con el apoyo del consenso de mercado en forma de consejo de compra, avalado por sólidos fundamentales.
Y es que las previsiones apuntan a que sus ganancias crecerán en los próximos tres años un 48%, en el caso de la gala, y un 57% en el de la germana. Por otro lado, las dos retribuyen a sus accionistas. Mientras que Ingenico realiza un pago al año que en 2014 será de 0,80 euros, Wirecard hace lo propio con un dividendo anual de 0,12 euros.
"Nos centramos en pequeñas compañías con investigación y desarrollo, muchas de las cuales cuentan con apoyo de los gobiernos en fases iniciales. Resultan de menor interés las compañías de elevada capitalización y bajo crecimiento, formadas por valores muy accesibles para el inversor y ampliamente cubiertos por analistas", explica Yves Kramer.