
El pasado sábado 8 de marzo los radares aéreos perdían la pista del vuelo MH370 operado por Malaysia Airlines. Se dejaba de tener por tanto conocimiento del paradero de las 239 personas que viajaban a bordo del Boeing 777-200 de la compañía asiática que realizaba la ruta que cubre en trayecto que va de Kuala Lumpur a Pekín.
Muchos han sido los rumores surgidos a raíz del incidente acaecido en el Golfo de Tailandia: las condiciones del suceso, los motivos del mismo, la identidad de algunos de los pasajeros, el posible desvío de su ruta... Sin embargo, más allá de las consecuencias humanas que se desprenden de este vuelo, se pueden encontrar otras económicas.
La más destacable ha sido la caída que ha registrado el precio de los títulos de la compañía aérea que operaba el vuelo: Malaysia Airlines. El lunes, y al calor de un fuerte volumen negociado -se movieron más de 385 millones de acciones por los 18 que se negociaron el viernes anterior-, sus acciones llegaron a caer más de un 18% en el mercado de renta variable malayo. No obstante, al final de la misma, la caída se redujo al 4%.
El descarte de un fallo técnico o humano en el accidente y el aumento de las probabilidades de que haya sido causado por un acto terrorista, ha favorecido que la corrección no haya sido tan profunda como se dejó entrever en un principio.
De hecho, esta caída ha sido inferior a la que han registrado otras compañías aéreas cotizadas en bolsa en el último lustro en los días posteriores a registrar un accidente en el que haya habido víctimas mortales.
Es el caso, por ejemplo, de Air France. La empresa gala se dejó más de un 10% en el mercado de renta variable en los diez días posteriores al accidente que registró el pasado 1 de junio de 2009, cuando un Airbus A330 que volaba de Brasil a París cayó en el Atlántico dejando 228 fallecidos. Poco después, a finales del mismo mes de junio, otro Airbus -esta vez un A310- se estrellaba en el Índico, causando más de 150 muertes. En esta ocasión, fue cerca de un 9% lo que se dejó la empresa gala en el mercado de renta variable en los diez días posteriores.
Y no es la única. Similar suerte corrieron los títulos de Turkish Airlines en los días posteriores al 25 de febrero de 2009, fecha en la que un vuelo de Estambul a Amsterdam se accidentó en la pista del aeropuerto de Schiphol (Holanda) y en el que nueve personas perdieron la vida. La firma turca cedió más de un 8,5% en las sesiones que siguieron al accidente.
Así, atendiendo a la historia reciente, se esperan mayores caídas en el mercado de renta variable para Malaysia Airlines. Quizás por ello varias casas de análisis han reducido su valoración sobre la firma malaya desde que sucediera el accidente. Hong Leong Investment Bank, por ejemplo, redujo el precio objetivo de la compañía malaya hasta los 0,20 ringgit este lunes. Una acción que vino acompañada de una recomendación de venta igual a la que AmReseach o Maybank emitieron poco después.
Y es que, a los problemas del accidente hay que sumar las dificultades financieras que atraviesa la aerolínea. No en vano, su ratio de apalancamiento, aquel que mide la diferencia entre la deuda neta de la compañía y el beneficio bruto de la misma, es de 44 veces y no se espera que mejore de manera sustancial en los próximos ejercicios. Igual ocurre con su beneficio neto. Tal y como recoge FactSet, la media de firmas de inversión que sigue la cotización de la compañía no estima que las pérdidas que acumula a lo largo de los últimos tres ejercicios Malaysia Airlines tornen en beneficio neto durante los próximos años.