Londres, 11 ago (EFECOM).- Miles de pasajeros de todas las nacionalidades amanecieron hoy en aeropuertos británicos esperando poder subirse por fin a un avión que les lleve de vuelta a casa o, en muchos casos, les permita comenzar sus vacaciones.
Sin embargo, aunque la situación ha mejorado respecto al jueves, cuando se conoció que la Policía había desmantelado un complot terrorista, continúan en los aeródromos las cancelaciones y los retrasos derivados de la operación policial.
Con paciencia y resignación, los pasajeros ansiosos de salir del Reino Unido esperaban noticias de su vuelo o se sometían a rigurosos controles de seguridad, después de que se haya restringido el equipaje de mano.
Tan sólo se les permite llevar, en una bolsa transparente, sus documentos personales; sus gafas, sin la funda; y alguna medicina.
Están prohibidos los líquidos -las madres deben probar ante las autoridades la leche de sus bebés-, ante el temor de la Policía de que los presuntos terroristas intentaran introducir a bordo explosivos líquidos.
En Heathrow, el mayor aeropuerto del Reino Unido, situado al oeste de Londres, una familia de Winchester (sur inglés) se disponía a embarcar en un vuelo a Alicante, pero primero los niños, de 7 y 4 años, tenían que dejar en tierra sus juguetes.
"Hemos empaquetado cuatro cosas en una bolsa de plástico transparente -explicó la madre, Jackie Mills-. Pero con los niños todo es más difícil, ya que no tendrán juguetes con que distraerse en el avión".
"Así es la vida -se resignaba-. Prefiero tener seguridad a discutir por un par de objetos".
Elaine Loman, quien espera viajar con su familia a Barcelona, se mostró comprensiva con los retrasos y los numerosos controles: "Sé por qué lo hacen, lo entiendo", afirmó.
Unas 250 personas pasaron la noche en Heathrow, el aeropuerto de más tránsito de Europa, cuyo operador, BAA (comprado recientemente por el grupo español Ferrovial), indicó hoy que espera "operar un servicio lo más normal posible".
British Airways (BA), que el jueves canceló más de 400 vuelos, anunció que espera cubrir un 70 por ciento de sus rutas de corta distancia, mientras que cancelará unos 120 vuelos, incluidos seis transatlánticos.
En Stansted, al este de la capital, Easyjet suspendió hoy 112 vuelos nacionales e internacionales mientras que su rival Ryanair canceló 30, y advirtieron a sus pasajeros de que se preparen para "otra jornada difícil".
Numerosos extranjeros pasaron la noche en ese aeropuerto, base de varias aerolíneas de bajo coste.
La londinense Danyel Siddall, de 25 años, decidió renunciar a sus vacaciones en Italia antes que soportar la espera para un nuevo vuelo, después de que el suyo se cancelara dos veces.
"Pregunté a una azafata que cuándo saldría, y me contestó '¿Quién sabe?', así que decidí pasar de las vacaciones y que me devuelvan el dinero", explicó.
En Gatwick, al sur de Londres, el francés Fernando Viegas, de 63 años, se despertó hoy confiando en partir para Portugal, pero se enteró de que deberá esperar hasta mañana.
"Pasaré dos días en el aeropuerto, pero ¿qué puedo hacer?", se lamentó.
La inglesa Pamela Grayling, que tiene billete para Chicago, se mostró comprensiva con las autoridades.
"Estoy sorprendida de lo bien organizado que está todo, nos tratan muy bien", aseguró.
El aeropuerto de Manchester, en el norte de Inglaterra, opera hoy con relativa normalidad, aunque con retrasos.
Gerry Standley, de 51 años, que viaja con su mujer y dos hijos a los Angeles, estaba decidido a no dejarse amedrentar por la amenaza terrorista.
"Nos preocupa, claro -admitió-. Pero tienes que seguir con tu vida, y no dejar que esa amenaza consiga lo que pretende". EFECOM
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