Cuando el optimismo impera en el mercado, cualquier ápice positivo de una noticia se convierte en una razón tan buena como cualquier otra para que sea celebrada. Así ha sido 2013
El que acaba ha sido un año de elevada tensión geopolítica y social que en otras ocasiones hubiese hecho tambalearse a los mercados. Pero no en 2013. Este ejercicio ha sido el del optimismo a pesar de las dudas todavía latentes en la economía, y cualquier noticia ha sido más bien una excusa para subir.
De la guerra total de Corea del Norte al corralito de Chipre pasando por el conflicto de Siria, el mundo ha estado en una tensión constante que ha tenido un impacto sobre el mercado muy breve y diluida. De hecho, los actores que realmente han movido al mercado a lo largo del año han sido los bancos centrales y, en especial, el mayor de todos ellos: la Reserva Federal. El optimismo generado por las instituciones monetarias a través de sus inyecciones millonarias de liquidez ha servido para dar una confianza desconocida a los inversores. Un dopaje que ha permitido alargar la fiesta durante todo el año.
También contribuyó el Banco Central Europeo con sus dos reuniones históricas (en julio y noviembre) en las que rebajó los tipos de interés hasta el 0,25 por ciento. Una expansión monetaria conjunta que hará de 2013 un año de rentabilidades difícilmente alcanzables en 2014. El Dow Jones superó en abril sus máximos históricos previos a la crisis y sólo ha cerrado dos meses en negativo en el año (en diciembre avanza un 2,5 por ciento), ha sido el auténtico faro que ha guiado el avance de la bolsa.
El año comenzaba con una tensión política en el Pacífico occidental, que se extendería con el paso de los meses a otras regiones. En esta ocasión Corea del Norte fue más lejos que nunca con su quinta prueba nuclear y, además, declarando el estado de guerra total con su vecina del sur. Una situación que el tiempo y la diplomacia se encargó de corregir y que fue el inicio del gran rally vivido por la bolsa de Corea del Sur en el año.
La tensión internacional pasó a centrarse en Siria. Los ataques con armas químicas contra civiles provocaron una fuerte reacción de las potencias occidentales que llegaron a plantearse una intervención en el país. El riesgo de una falta de abastecimiento de petróleo en Europa llevó al West Texas por encima de 110 dólares, máximo en dos años. Pero ni con esas el mercado se puso nervioso.
En Europa los focos de tensión se han centrado principalmente en Italia, con el difícil proceso electoral del país y en Chipre, con su rescate. En ninguno hubo una solución satisfactoria: en Italia el problema fue la división del Parlamento después de los comicios y en Chipre la decisión de aplicar una quita a los depósitos, un corralito que amenazó con extenderse a otros países de la eurozona. Lo que en otros años hubiese sido un auténtico tsunami contra el mercado, en esta ocasión fue una ligera brisa que tuvo un impacto leve y efímero en las cotizaciones.
El optimismo inversor quedó reflejado en la salida a bolsa de Twitter. La red social comenzó a cotizar en noviembre con un avance del 73 por ciento en su primera sesión.