Para mí, el indiscutible personaje del año es el Papa Francisco. En sólo unos meses de pontificado ha obrado su mayor milagro y es que buena parte de esos católicos agazapados miremos con interés lo que dice el presidente del mayor club del mundo, el obispo de Roma. En la ciencia se escucha mucho que no hay que dejar de correr para estar en el mismo sitio, y quizás es esto lo que pretende la revolución paquista al decir que "en este momento de la historia, la Iglesia no puede mirar hacia atrás, ni dejar el camino".
El Papa Francisco, mientras recalca que la Iglesia hoy no le gusta, sentencia con más contundencia que el mundo actual todavía le gusta menos. A los que vivimos imbuidos por los mercados no nos dejan indiferentes sus mensajes altos y claros sobre la tiranía del sistema económico: "No compartir con los pobres es robarles y quitarles la vida... Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y tirar... La economía de la exclusión y la inequidad mata". Y como no se trata de un hombre que no predique con el ejemplo, si le dejan acabará organizando subastas en Sotheby?s para colocar botafumeiros y entregar el dinero a los pobres.
El milagro que el Papa Francisco no tendrá que hacer y sólo certificará es el del club de sus amores, San Lorenzo de Almagro. Dentro de unos años, los 'cuervos' volverán del destierro a Boedo y reconstruirán su catedral a pie del que fue el Viejo Gasómetro, por su parecido con los depósitos de gas licuado, que llegó a ser el estadio más grande de Argentina con capacidad para 75.000 espectadores. Pese a que la municipalidad de Buenos Aires había cedido el terreno en 1965 por 99 años, el Proceso de Reorganización Nacional ?la dictadura militar? un año después de haber ganado Argentina su mundial expropió el campo a San Lorenzo para construir una urbanización.
La llegada de la democracia no arregló las cosas y se vendió el terreno a Carrefour. El estadio fue desmantelado y sólo algunos tablones de la platea azulgrana se conservan, como el que tiene en propiedad el Papa Francisco. La hinchada de San Lorenzo ha conseguido la restitución histórica por parte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en 2016 se espera un nuevo Boedo con el nombre del Padre Lorenzo Massa, el cura que rescató de la calle niños conflictivos y los devolvió a la Iglesia a través del fútbol.