A falta de un mes para que Luis de Guindos anuncie el contenido de la reforma financiera que ultima para antes de fin de año, los expertos tienen muy claro algunas de las medidas que ésta debería contener.
Nada hacía augurar hace un mes que Luis De Guindos, ministro de Economía, iba a aprovechar la presentación del Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF), organizado el pasado 8 de octubre, para anunciar la llegada de una nueva ley financiera antes de final de año. Desde entonces, a falta de un solo mes para dar por concluido el ejercicio, su contenido es casi un misterio. Lo único seguro hasta la fecha es que irá encaminada a revisar en profundidad el sector de capital riesgo, a flexibilizar el régimen de las instituciones de inversión colectiva y a la toma de medidas que faciliten a las pymes el acceso a la financiación. Ahora bien, la petición del sector financiero va más alla, ya que éste demanda al Gobierno la vuelta a un modelo fiscal en el que se recuperen los incentivos para las inversiones a largo plazo.
Así era hasta 2007, cuando la por entonces nueva ley del IRPF inaugurada aquel año marcó un antes y un después en materia fiscal. En concreto, estableció que todos los rendimientos de capital mobiliario -así son considerados los intereses derivados de las cuentas de ahorro, depósitos, renta fija o dividendos- y todas las pérdidas y ganancias patrimoniales -como las transmisiones y reembolsos de acciones y fondos de inversión- se integraran en la base del ahorro, con independencia del plazo en el que fueran generados para quedar sujetos a un tipo único del 18 por ciento. Un significativo cambio si se tiene en cuenta que hasta 2006, la tributación había sido progresiva (ver gráfico).
Lo que fue considerado como un avance hacia la neutralidad en el tratamiento fiscal a las rentas del ahorro tuvo una segunda lectura: la pérdida de la reducción que hasta ese momento se aplicaba a los rendimientos de capital mobiliario y a los rendimientos de trabajo a largo plazo -como los planes de pensiones o planes de previsión asegurada-, que se situaba en el 40 por ciento. Lo que implicaba que ahorrar con vistas a futuro tenía premio en forma de bonificación fiscal. A día de hoy, no existe nada similar ni a corto ni a largo plazo. Es más, los numerosos cambios de tributación que se han ido sucediendo en España durante los últimos años lo han convertido en un país hostil para el ahorrador, que encuentra en la fiscalidad el primer obstáculo para poder realizar una planificación financiera óptima.
Bajo el lema de luchar contra la especulación, el último cambio significativo llegó en 2012. Fue entonces cuando el Ejecutivo anunció que a las plusvalías generadas por operaciones con acciones y fondos de inversión en el primer año se les aplicaría el tipo marginal del IRPF -que para las rentas más altas se sitúa en el 52 por ciento-; mientras que por el resto de plusvalías posteriores se seguiría pagando entre el 21 y 27 por ciento en función del importe embolsado.
bajar impuestos para fomentar el ahorro
En cualquier caso, si lo que se pretende es fomentar el ahorro y mejorar la cultura financiera española, los impuestos deberían bajar tanto a corto como a largo plazo. Aún así, "como axioma, la tasación del ahorro a largo plazo siempre debe ser más favorable que la del ahorro a corto plazo con independencia del tipo de activo", apunta Antonio Salido, director de marketing de Fidelity. La razón es que "de cara a la estructuración del ahorro de un país, no es positivo tener la mitad del ahorro a corto plazo porque las decisiones de inversión de esas personas se van a revisar continuamente. Lo que se traduce en mala cultura financiera del país y escaso asesoramiento. Estructuralmente hay que modificar las decisiones de inversión a largo plazo y una vía para ello es la implantación de una bonificación progresiva en función del tiempo, con independencia del activo" añade.
Se trata de una visión que comparte Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis, al afirmar que en España existe una visión cortoplacista. "Interesa más recaudar que promover el ahorro a largo plazo y arreglar el problema de las pensiones", sentencia.
Para solucionarlo y fomentar además el ahorro a través de estos productos, otro de los puntos claves que el sector demanda es que se flexibilice el rescate de los planes de pensiones -ahora sólo se puede recuperar la inversión en caso de paro de larga duración o enfermedad grave-, además de reducir sus elevadas comisiones. La primera parte de las petición ya se ha cumplido, ya que el Gobierno prentende que la comisión máxima de los planes de pensiones sea a partir de ahora del 1,5 por ciento en vez del 2 por ciento actual.
el éxito del marf, en juego
La otra gran expectativa en torno a la reforma financiera recae sobre el MARF, ya que se espera que ésta incluya medidas que actúen de válvula para que los institucionales compren deuda de compañías españolas de tamaño mediano a cambio de intereses atractivos para ellos, pero inferiores a los que les cuesta la financiación bancaria para estas empresas.
Su éxito no será fácil. Según un estudio realizado por Informa D&B sobre el conocimiento que las empresas españolas que aspiran a participar en el MARF tienen sobre él, el 98 por ciento asegura descartar su uso por falta de información. Pero el panorama no es más alentador entre las que sí lo conocen (un 47 por ciento de las 700 empresas encuestadas), ya que un 80 por ciento asegura que no acudirá al MARF a pesar de saber en qué consiste y tener información al respecto.
"No creo que el MARF vaya a ser un gran golpe. Por norma general, el comprador de renta fija quiere liquidez. Quiere una emisión con un mínimo de 500.000 euros, no un millón de 100.000. Es una traba", señala Rose Marie Boudeguer, directora de servicios de estudios de Banca March. Para Antonio Salido, de Fidelity, el volumen y la liquidez de transacción dentro de un mercado es fundamental. Y "en el momento en que existen medidas fiscales de por medio es un acicate para que haya más liquidez y más operativa. Al final, es una forma indirecta de provocar más liquidez en el mercado", apunta Ana Hernández responsable de CFA Society Spain. Pero la experta va más allá al explicar que "cualquier ley que se ponga va a chocar de pleno con los responsables de la política monetaria y su obsesión por los bajos tipos de interés, de que los bancos estén menos apalancados, más capitalizados y que sean más seguros. Pretenda lo que pretenda la ley financiera, los bancos van a seguir haciendo lo mismo que hasta ahora. Un carry trade con los tipos de interés y no enchufar liquidez y financiación al mercado. Así que las empresas van a seguir acogotadas porque los bancos no tienen ningún incentivo para dar crédito", apuntan desde CFA.
Para que eso suceda, "habrá que incentivar que los bancos saquen el dinero de los bonos que tienen aparcado en su balance y lo pongan en circulación. Porque si la velocidad del dinero no circula, el crédito no se activa y los préstamos a las empresas no llegan. No obstante, no es una acción de una ley financiera local solo. Puede ayudar, pero va mucho más dirigido a Europa", apuntan desde Fidelity.
Lo que sí está en manos del Gobierno es acelerar los trámites de colocación en el mercado de deuda, a pesar de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) redujo recientemente a 5 días los plazos de tramitación de las emisiones de renta fija. Hasta ahora la lenta burocracia que encuentran las empresas españolas a la hora de salir al mercado en busca de financiación hace que se marchen fuera de nuestras fronteras donde los trámites son más rápidos. El último ejemplo ha sido El Corte Inglés, que por primera vez en su historia ha saltado al mercado con una emisión de bonos por importe de 600 millones de euros, y lo ha hecho en Irlanda.
Aunque no es el único campo donde el sector financiero reclama agilidad. También ven necesario que se aceleren los trámites de comunicación a la CNMV; además de que se aligeren los procesos sancionadores.
Por último, en cuando a las SICAVS, otra de las peticiones es que no se introduzca ruido sobre futuros cambios en su fiscalidad.