En las últimas semanas asisto atónito a una pequeña marea de opiniones de clientes de Apple que se muestran convencidos de que su próximo cambio de teléfono será a un Samsung con Android. Pero lo que de verdad me ha impactado es que la otra cabeza junto a Steve Jobs que creó lo que hoy es la marca de la manzana, Steve Wozniak, asegura que el sistema operativo para pantallas táctiles que se compró Google le gusta "porque es un mundo más flexible, cambia rápido y hace propuestas distintas. Si sólo tuviera el iPhone me estaría perdiendo mucho, no sabría cómo es un móvil con pantalla grande" -aseguraba en una entrevista a El País-. Y lo más llamativo es que Android, la que seguramente se ha convertido en la mayor competencia de Apple, según el propio Wozniak, salió de una mente que había trabajado en Apple.
El transfugismo forma parte del gen humano y lo que hay que preguntarse es si es propiciado o voluntario. En el mundo del fútbol uno de los ejemplos de que un activo de una marca acabe convirtiéndose en su propio veneno es Denis Law. Este escocés batió récords de transferencias por sus fichajes por el Manchester, Torino y su regreso a Old Trafford. En el teatro de los sueños formó parte de lo que se conoce como la Santísima Trinidad del United, la delantera formada por él, Bobby Charlton y George Best. Estuvo once años en el Manchester y en la temporada 1964-1965 recibió el Balón de Oro una vez que el United ganó su primer título de liga después del desastre aéreo de Múnich, en el que los Busby Babes perdieron entre otros al que se mitifica como el mejor jugador británico de todos los tiempos: Duncan Edwards.
Law quedó libre en el verano del 73 y se cambió al bando del Manchester City. En la última jornada de ese campeonato se enfrentaba al Manchester United. Los de Old Trafford necesitaban puntuar para no descender. A siete minutos del final Law introdujo de tacón el balón en la portería de su exequipo, significó el 1-0, la victoria para el City y descenso del United. Law no celebra el gol, se lleva el puño cerrado al pecho, y se retira del campo con la cabeza gacha y con el corazón roto como diría años después (si no han visto las imágenes, búsquenlas, se emocionarán). Quien hoy tiene una estatua junto a Charlton y Best en Old Trafford había mandado a Segunda División al Manchester United.