El coste medio de invertir 60.000 euros en un plan de pensiones a una década puede variar en 12.000 euros entre el plan de pensiones más barato y el más caro.
Es momento de contraatacar y las entidades financieras han sacado su artillería pesada para ofrecer desde bonificaciones y tablets hasta televisores, con el objetivo de que los inversores aporten su dinero a un plan de pensiones o lo traspasen desde otra entidad.
Pero sin duda uno de los aspectos más importantes a la hora de elegir un plan de pensiones es el de las comisiones, además del buen hacer del propio gestor. A este respecto, Victoria Torre, responsable de análisis y producto de Selfbank, explica que además de tener en cuenta el tipo de producto en el que vamos a invertir y la rentabilidad que nos da, hay que fijarse en otro factor. Y son las comisiones del plan. "Obviamente, si un plan tiene una mayor comisión, pero sus resultados son mucho mejores, ese mayor coste está justificado. Pero está claro que las comisiones influyen directamente en los resultados del plan, y si estamos hablando de una inversión a largo plazo, el tema cobra si cabe mayor importancia", apostilla.
Más si tenemos en cuenta que, en función del tipo de producto en el que vayamos a invertir, a igual rentabilidad entre los más caros y los más baratos, podemos perder desde 300 euros en comisiones hasta 14.000 euros. Esto es, unas 47 veces más. De ahí la importancia de hacer una buena elección para poder disfrutar de un retiro dorado. Por ejemplo, supongamos que una persona desea invertir 60.000 euros en un plan de pensiones de renta variable (que son los que más han conseguido batir la inflación en la última década), y no realiza ninguna aportación en los siguientes diez años. Pues bien, pasado este tiempo habría obtenido casi 85.000 euros, al tener una rentabilidad del 3,65 por ciento (es el rendimiento medio a diez años de este producto, según datos de Inverco). Si este inversor hubiera optado por abrir uno de los planes más caros (con una comisión del 2 por ciento), se habrá gastado 14.898 euros en comisiones, y si lo hubiera hecho con el producto más barato de esta categoría (que tiene una comisión del 0,3 por ciento) tan sólo habría tenido un coste de 2.209 euros. La diferencia es de 12.689 euros.
Llegados a este punto, cabe señalar que si no fuera por los exagerados gastos de gestión de estos productos, el inversor podría haber disfrutado de este dinero para comprarse, por ejemplo, ¡un coche! Y ninguno de los regalos que ofrecen las gestoras por traspaso o apertura puede igualar esta cantidad.
Además, hay que tener en cuenta que el coste medio que aplican los planes de pensiones se calcula sobre el total de la inversión, por lo que el capital que se termina comiendo la comisión aumenta cada año, ya que se calcula sobre un patrimonio que cada vez es mayor gracias a la rentabilidad que va obteniendo el inversor. Entonces, ¿merece la pena pagar un coste tan alto? Dependerá del perfil de cada inversor.

La clave está en comparar
A la hora de elegir un plan de pensiones, la comisión es clave. La Dirección General de Seguros establece por ley que estos productos pueden soportar un gasto máximo del 2 por ciento sobre el patrimonio. Y actualmente, según los datos de Morningstar, es lo que cuestan los planes de pensiones más caros en todas sus variantes: renta fija, renta variable, monetarios, garantizados y mixtos.
¿Dónde está el menor número de fondos careros? En los de renta fija, garantizados y monetarios, ya que sólo alrededor del 2,5, el 9 y el 11 por ciento tiene la comisión máxima. Si nos vamos a los mixtos, podremos encontrar una comisión del 2 por ciento en el 35 por ciento de ellos y en el 60 por ciento de los de renta variable.
Justo en la otra cara de la moneda, los productos más baratos los encontramos en las categorías de garantizados y mixtos, donde la comisión de gestión es de tan sólo el 0,05 por ciento.