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China abre un nuevo frente en su batalla por el "maglev"

Carmen González

Pekín, 3 ago (EFECOM).- La carrera contrarreloj de China para conseguir su propio tren de levitación magnética y aliviar su dependencia extranjera, sobre todo alemana, acaba de dar un nuevo paso con el anuncio de un "maglev" puramente chino en la ciudad portuaria de Dalian.

Un equipo de científicos que investiga la tecnología del "tren flotante" anunció esta semana que, a finales de año, construirán una línea de prueba de tres kilómetros en la zona de desarrollo de Dalian, en la provincia nororiental de Liaoning, tras el éxito obtenido en las simulaciones.

"Llevamos 18 años estudiando esta tecnología. Nunca hemos pensado en ser rivales de los alemanes pues cada uno tiene su mercado. Como empezamos más tarde la investigación, nuestra tecnología todavía necesita tiempo", dijo hoy a Efe el vicepresidente del Centro de Tecnología e Investigación Zigu, apellidado Su.

Explicó que su grupo, liderado por el científico Li Lingqu, ha desarrollado dos sistemas diferentes: uno convencional, que "flota" sobre los raíles y es "más adecuado para el transporte entre ciudades", y otro "colgante", el primero del mundo de su tipo.

Este último ingenio, que será probado en un futuro próximo según Su, iría colgado a cuatro o seis metros de altura pero sin tocar los raíles, y es más adecuado para el transporte dentro de las ciudades, haciendo realidad películas de ciencia ficción como "Blade Runner".

El "maglev" chino usará una nuevo mecanismo de magnetismo permanente, diferente a los usados en Alemania y Japón, los otros únicos dos países que han desarrollado esta tecnología, explicaron sus responsables a la prensa estatal china.

La locomotora que se probará este año alcanza 218 kilómetros por hora, aunque el grupo ha desarrollado otra que llega a los 536 kilómetros por hora.

"Combinada con los abundantes recursos de materiales magnéticos permanentes de China, nuestra tecnología será un 50 por ciento más barata que la de los países extranjeros", apuntó Li, en declaraciones efectuadas al diario oficialista "China Daily".

Su, sin embargo, optó por la prudencia y dijo que, en líneas generales, la tecnología china y la alemana cuestan "más o menos" lo mismo.

El país asiático es, por el momento, el único del mundo que cuenta con un "tren flotante" comercial, el que enlaza, en la metrópoli oriental de Shanghai, el distrito financiero con el aeropuerto de Pudong, que corre hasta 450 kilómetros por hora y costó 1.300 millones de dólares (1.000 millones de euros).

Sin embargo, este tren, inaugurado en 2002, es de tecnología alemana y los propietarios de la patente la protegen celosamente, lo que ha dado lugar a suspicacias e incluso a alguna acusación de espionaje industrial.

Las rencillas, que no fueron solventadas durante la visita en mayo de la canciller Angela Merkel, han llegado hasta el punto de causar la suspensión de la nueva vía maglev entre Shanghai y la vecina ciudad de Hangzhou, adjudicada también al grupo germano Transrapid International.

La compañía europea quiere que China compre su tecnología y pague la construcción de la nueva línea, de 175 kilómetros y con trenes que llegarán a los 450 kilómetros por hora, pero Pekín quiere que una empresa mixta adquiera la mayor parte del equipamiento, con la contribución financiera de Alemania.

Sobre la posibilidad de que Zigu se postule a la construcción, el vicepresidente Su la negó y precisó a Efe que, lo que ahora les interesa, es "cómo desarrollar más nuestra tecnología y poner en pleno juego sus características y ventajas".

Otros países, como Alemania, EEUU y Gran Bretaña, están interesados en poner en funcionamiento trenes maglev, mientras Japón ultima una nueva versión de la tecnología que, hasta el momento, se ha mostrado como la más veloz con 581 kilómetros por hora.

China está enfrascada en la reforma de su "gallo de hierro" y planea invertir 250.000 millones de dólares (206.000 millones de euros) en los próximos cinco años, con la construcción de once líneas de ferrocarril de alta velocidad con una longitud total de 12.000 kilómetros.

Entre ellas, hoy se anunció una, para cuya construcción se invitó al capital extranjero, que enlazará los 2.300 kilómetros entre Pekín y Shenzhen, en la frontera con Hong Kong y uno de los centros económicos del país. EFECOM

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