Bolsa, mercados y cotizaciones

Desinvertir para poder crecer

La Real Academia Española de la lengua define desinvertir como retirar un capital invertido. Una acción que han llevado a cabo múltiples empresas españolas a lo largo de los últimos años. No obstante, aunque se tiene la percepción general de que llevar a cabo desinversiones denota un síntoma de debilidad en la compañía, lo cierto es que las ventas de activos pueden ser un modelo de crecimiento, ya que en ocasiones prepara a las compañías para hacer nuevas adquisiciones o un movimiento con el que dar un gran salto adelante.

Precisamente este fue uno de los puntos en los que coincidieron los expertos congregados en el último Observatorio Financiero, que organizó ayer elEconomista con la colaboración de Accenture, en el que se debatió sobre Las desinversiones como estrategia para el crecimiento de nuestras empresas. "En España este tema sigue teniendo un velo de venta forzada por la situación económica", señala Antonio Álvarez Cano, Managing Director de Nomura. En este sentido, Manuel González de Luna, Director de Relaciones con Inversores y Entidades Financieras de Ebro Foods explica que "es necesario desinvertir para poder generar algún tipo de valor".

Sin embargo, es complicado que el inversor perciba este tipo de operaciones como un punto positivo, ya que "es difícil para las empresas explicar los procesos de desinversión", indica Cristina Aldámiz-Echevarría, Directora de Inversiones de ACS, ya que cada vez son procesos más complejos.

Además, tal y como apunta Aldámiz-Echevarría, "la credibilidad es muy importante en general y, aunque estamos en camino, aún no hemos llegado a ese nivel de confianza con los inversores". En este sentido, ACS es uno de los grupos que utiliza la estrategia de las desinversiones para seguir creciendo: "Nosotros desinvertimos para generar fondos que nos permitan iniciar y desarrollar infraestructuras y crecimiento de capital", apunta Cristina Aldámiz-Echevarría. "En los últimos años, incluso dentro de la crisis hemos sido activos". Asimismo añade que, "ahora mismo hay incertidumbre económica y regulatoria que hace que todavía los inversores, si bien empiezan a tener un poco de interés, todavía miran fuera. Hace unos años se premiaba por invertir en lo que fuera y ahora se premia por no equivocarse. Y ese es un cambio muy importante".

Un modelo diferente

Un caso diferente es el de Ebro Foods, que gracias a las ventas de activos ha dado la vuelta al modelo de negocio. "Las desinversiones en nuestro caso eran más momentáneas. Nuestro negocio no es vender, por lo que solo lo hemos hecho cuando había necesidad", resalta Manuel González de Luna.

El grupo, que ahora cuenta con 2.600 millones de euros de capitalización en bolsa, ha desinvertido unos 1.700 millones de euros, mientras que ha realizado compras por valor de 2.500. La fuerte regulación a la que estaba sometido el sector azucarero llevó a la empresa que dirige Antonio Hernández Callejas a moverse hacia otros mercados como el de el arroz y la pasta. "En 2008 teníamos un nivel de endeudamiento de 4 veces ebitda [beneficio bruto], pero habíamos comenzado un proceso de desinversión en marzo. Llegamos a vender nuestra propia sede (ahora se encuentran de alquiler). Pero la venta de nuestro negocio azucarero y de Puleva nos permitió bajar el ratio de deuda/ebitda a 0,8 veces. Es muy importante saber cuándo desinvertir".

Por su parte, Gas Natural aboga por un modelo en el que es fundamental contar con objetivos claros. "Nosotros avanzamos al revés que muchas compañías, primero crecimos y después realizamos las desinversiones", indica Lluis Noguera, Director de Fusiones y Adquisiciones de Gas Natural Fenosa. Para Noguera, "las desinversiones no son un fin en sí mismo, sino una herramienta para salir de negocios que tienen menos encaje estratégico y entrar en otros que sí lo tienen". A este respecto, el Director de Fusiones y Adquisiciones de la eléctrica señala que su modelo de negocio "no es comprar para vender como es el caso de las contructoras".

No obstante, a pesar de que su línea estrátegica no se centra en la rotación de cartera, lo cierto es que el nivel de endeudamiento es algo que preocupa a las compañías, ya que "desde 2007 comienzan un proceso que se ha acelerado en los últimos meses, con objetivo de tener un nivel de deuda más sano. Cada vez más los tenedores de deuda están forzando mucho las desinversiones. Es un proceso multisectorial", aclara Efraín Olalla, Merger and Acquisitions lead para España de Accenture. Es más, esa necesidad de reducir el apalancamiento de las compañías ha hecho emerger un nuevo modelo de rotación de activos: participaciones minoritarias. "En los últimos dos años en España el 41% de las operaciones de más 100 millones han sido de este tipo. Te ayuda mucho a financiar el crecimiento de ese activo si tú no puedes y estratégicamente no te obliga a perder el control", resume Antonio Álvarez Cano. "En Europa sigue imperando el cortoplacismo de los inversores y la aversión al riesgo financiero. Una empresa está mejor percibida por los inversores si tiene menos deuda, aunque su nivel de apalancamiento no sea el óptimo", subraya.

Por tanto, ¿cual es el nivel óptimo de endeudamiento para estas empresas? A este respecto, Lluis Noguera advierte de que "el mercado va cambiando y hay que adaptarse a él". Y es que hay que ser cautos con el ratio de endeudamiento y el nivel que se considera óptimo, ya que está determinado por las circunstancias. "Nosotros estamos cómodos en un nivel de 3 veces deuda neta/ebitda", explica el director de Fusiones y Adquisiciones de Gas Natural Fenosa.

En esto coincide con González de Luna, que incide en que "no es tan importante el nivel de deuda como el tipo de deuda. Hay que estudiar la naturaleza del negocio y el nivel de generación de caja. No nos preocuparía estar por encima de 3 veces si tenemos que añadir un valor que nos interese, siendo nuestro nivel óptimo entre 2,5 y 3 veces". Y en ese sentido justifica que también con el paso del tiempo han experimentado un cambio en la tipología de los inversores de la compañía. "Antes eran hedge funds y ahora son family offices" advierte González de Luna.

Sobreendeudamiento

Todos apuntan a que la gran facilidad para acceder al crédito en los últimos años ha sido una de las razones por las que las empresas han excedido los niveles recomendables. "Antes, si no te endeudabas es que eras tonto porque el dinero estaba muy barato. Si mirabas el coste de financiación no endeudarse era una tontería", resalta Cristina Aldámiz-Echevarría. Precisamente este ha sido uno de los grandes problemas del sector de la construcción para Efraín Olalla. "Hay negocios constructores con un riesgo operativo altísimo, y es ahí donde se han cometido grandes excesos porque estos negocios no se pueden sobreendeudar", explica este experto.

Pero los expertos también destacan la internacionalización y apuntan a que es necesario un cambio en el enfoque. "A nivel corporativo, cuando nosotros tenemos el 7% del negocio en España, no se nos percibe como una empresa española de mercado (ya que tenemos el 52% del negocio en Estados Unidos y Canadá). Cuando salimos al mercado de deuda nos damos cuenta de que tenemos un coste de financiación parecido al de otros países", afirma Manuel González de Luna. En el caso de Gas Natural Fenosa, Lluis Noguera subraya que "tenemos, por tanto, que fijarnos a qué costes se están financiando nuestros competidores internacionales" y no otras empresas españolas, porque van a competir con las firmas internacionales. No obstante, "sigue habiendo una diferencia, ya que el margen que saca el sector eléctrico en España sigue siendo mucho más grande que en las del extranjero", aclara Noguera.

Además, también explican que los procesos de fusiones y adquisiciones se pueden generar con una primera proposición por parte del banco de inversión. Pero "lo ideal es cuando se aportan ideas nuevas por parte de las empresas", adelanta Efraín Olalla. "La diferencia entre un banco y una empresa es que el banco asesora y la empresa toma decisiones. Es una relación que interesa a ambas partes, pero el banco no se está jugando lo mismo que tú. Tienes que tener claro cuál es el papel de cada uno, y la responsabilidad última es de la empresa", advierte Cristina Aldámiz-Echevarría.

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