
Una de las claves para los gestores de bolsa española en los próximos meses será la presencia de bancos en la cartera. Con un peso del 32,4% en el Ibex 35, sigue siendo, pese a la caída de las cotizaciones, el sector más importante. Tras seis años de crisis financiera el sector cotiza a una fracción de lo que valía en 2007: Santander y BBVA están en torno a un tercio de su valor máximo. El Popular ha caído un 93%. Por no hablar de los que ya no cotizan, como Banco de Valencia, y del caso de la salida a bolsa de Bankia, uno de los hechos más vergonzosos que hemos visto en el mercado.
En España, la crisis ha tenido un ritmo de combustión lento, con algunas explosiones por el camino, como la quiebra de las inmobiliarias. Comparando nuestro caso con lo acontecido en otros países como Estados Unidos y Gran Bretaña, nuestra dificultad para asumir el desastre ha sido desesperante. Bajo la superficie, las brasas siguen ardiendo. Los precios de la vivienda siguen cayendo, la morosidad sigue aumentando (un increíble 11,2% como último dato), el volumen total de créditos al sector privado sigue bajando.
En anteriores posts hemos comentado los hitos de la reforma y recapitalización del sistema financiero español. El dinero público se ha concentrado en dotar de solvencia a lo que fue el sistema de Cajas de Ahorro, básicamente. Los bancos privados han ido saliendo adelante (es un decir, han sobrevivido) con sus propios medios: ampliaciones de capital y empleo de todos los beneficios contables disponibles para seguir haciendo provisiones por depreciación del activo e insolvencias de clientes. ¿Dónde estamos hoy?
Volumen de ajuste
En 2012 se produjo el mayor volumen de ajuste. En ese año el valor total de la exposición al sector inmobiliario, entre préstamos y activos adjudicados, descendió en unos 120.000 millones de euros, un 12% del PIB. A veces no nos damos cuenta de la dimensión de la tragedia y del inmenso esfuerzo realizado para mantener el sistema a flote. Pero quedan algunos flecos: antes del 30 de septiembre el Banco de España debe recibir de cada banco español una reclasificación de sus créditos refinanciados, según éstos sean sanos, subestándar (aquéllos que no siendo morosos, ofrecen serias dudas sobre su retorno) o en mora.De esta reclasificación se puede derivar la necesidad de nuevas provisiones y más capital.
Otro tema de debate es cómo contabilizar los créditos fiscales por pérdidas en años anteriores. Hay que reconocer, además, que el ajuste fiscal ha agravado la crisis y parte de lo que hoy es mora, no lo era en 2009 y no está relacionado con el sector inmobiliario.
¿Es hora de invertir ya en bancos españoles? Sólo un irrefrenable (y voluntarista) impulso de anticipación lo justificaría, ante la importancia de los asuntos pendientes y su posible impacto en valoración. La respuesta a la pregunta es no. El riesgo de entrar en algunos de los bancos cotizados y perderlo todo o casi todo, es muy alto. Pero mantengamos la vigilancia, porque no hay mal que cien años dure. Paciencia.
Antonio Hormigos, director de inversiones de Mirabaud