
Decía Camilo José Cela que "a siete años de un suceso, el suceso ya es otro". No obstante, al mercado español, tanto de deuda como de renta variable, le han bastado doce meses para cambiar por completo un hecho histórico: el nivel más alto de la prima de riesgo y el mínimo desde 2003 del Ibex 35.
Mañana se cumple un año del máximo histórico registrado por el termómetro de la crisis -que mide la diferencia entre la rentabilidad del bono español a una década y del bund alemán- en los 638 puntos, con el rendimiento del papel a 10 años en el 7,621 por ciento. Asimismo, el principal selectivo español marcó su suelo desde hacía nueve años al descender hasta los 5.956,30 puntos.
"En aquel momento, lo que descontaban los mercados era casi el peor de los escenarios: acababa de estallar el escándalo de Bankia, destapándose unas necesidades de 24.000 millones de euros, se gestaba el plan de rescate a la banca, había incertidumbre política por el fin del mandato de Sarkozy y la llegada de Hollande, inestabilidad de Grecia, en medio del discurso de si debía continuar en el euro y el temor por el fiscal Cliff americano", indica Victoria Torre, analista de Self Bank.
Sin embargo, este aniversario se cumple con un panorama completamente diferente. Y es que el diferencial se sitúa ahora en los 309 puntos, lo que supone una bajada de 329 puntos básicos desde el 24 de julio de 2012. Del mismo modo, la rentabilidad del bono a 10 años cerró ayer en el 4,609%, 301 puntos básicos menos que hace un año. De hecho, el seguro de riesgo de impago -más conocido como CDS- se ha relajado hasta los 269 puntos frente a los 647 puntos de hace doce meses. Es decir, los inversores pagan ahora 26.900 euros por asegurar cada millón en deuda española frente a los 64.700 euros que desembolsaban en julio.
Un cambio de rumbo
Tan sólo un día después de este momento de máxima tensión en los mercados, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, dio la vuelta a la situación con tan sólo un mensaje: "haré todo lo posible por salvar el euro, y creánme, será suficiente". Desde entonces, comenzó un rally alcista en bolsa y bajista en el mercado de deuda -en septiembre el BCE anunció que compraría deuda soberana en el mercado secundario, aliviando así la presión sobre los países perifericos-.
No obstante, el guardián de la institución monetaria europea no fue el único en coger el toro por los cuernos. Apenas unas semanas después el dirigente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, anunció que se mantendrían los tipos de interés entre el 0 y 0,25 por ciento y que llevaría a cabo un nuevo programa mensual de 45.000 millones de dólares de compra de bonos a largo plazo.
Por su parte, la llegada al Banco de Japón de Haruhiko Kuroda supuso la puesta en marcha de un paquete de medidas entre las que destacan el incremento de la base monetaria a un ritmo de 60-70 billones de yenes anuales (487.000/ 570.000 millones de euros) o adelantar a este ejercicio la compra de activos prevista para 2014.
"Las medidas de política monetaria son como las tiritas: contienen la herida y nos permiten ganar tiempo, pero no curan por sí mismas. Por ello, aún hoy, no podemos olvidar que a pesar de que la prima de riesgo esté a niveles estables, no tenemos por delante un camino de rosas ni mucho menos. Quedan reformas estructurales, algunas de las cuales ya se están esbozando, que deben ejecutarse", señala Daniel Álvarez, analista de XTB.
La prima española no es la única que ha sentido como se apaciguaba la tensión. Desde hace un año, el diferencial italiano se ha relajado 256 puntos, hasta los 280 puntos, mientras que el riesgo país portugués ha bajado 531 puntos, desde los 1.018 puntos hasta los 487 en los que cerró ayer. En el caso de la prima de riesgo griega la caída ha sido de 1.811 puntos, hasta los 868 puntos.
Mejores costes de financiación
La mejora de la perpeción del riesgo de España no sólo ha beneficiado a la prima de riesgo. El cambio de escenario ha permitido al Tesoro Público avanzar positivamente en la consecución de sus objetivos, ya que suma casi el 73 por ciento (79,2 por ciento) de sus necesidades de financiación a medio y largo plazo de este ejercicio (el año pasado a estas alturas había cubierto el 65 por ciento).
Hay que tener en cuenta que la hucha del organismo emisor no comenzó a llenarse en enero, sino que dio el pistoletazo de salida a principios de noviembre, cuando culminó su programa de financiación de 2012. Además, el Tesoro ha conseguido salir al mercado a costes más bajos. Así, si en agosto del pasado año pagó por el papel a 10 años un 6,647 por ciento, en la última colocación del 18 de julio desembolsó un 4,723 por ciento.
Una ventana de liquidez de la que se han aprovechado las compañías españolas que protagonizaron un semestre histórico. Entre enero y junio las empresas no financieras españolas emitieron 12.500 millones de euros, una cifra récord que supuso un incremento del 127 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior.
Por su parte, el dinero que recaudó la banca a través de las emisiones aumentó en más de un 50 por ciento, centrándose más en deuda senior que el año pasado, aunque las cédulas hipotecarias acapararon aún más emisiones.
Uno de los mejores ejemplos esProsegur. La compañía de seguros logró 750 millones en marzo a través de una colocación de bonos a 5 años por los que pagó un interés del 2,75 por ciento. Marcó así una plusmarca a ese vencimiento en España. Otra de las empresas que se ha estrenado este año en el mercado es Ferrovial. En enero captó 500 millones al 3,375 por ciento a 5 años y consiguió mantener este mismo interés para colocar otros 500 millones a finales de mayo, con un bono con vencimiento a 8 años con el que firmó otro récord.
Por su parte, Red Eléctrica y Repsol emitieron deuda a 6 y 7 años, respectivamente, por la que desembolsaron un 2,375 y un 2,628 por ciento, en cada caso. Mientras, Gas Natural colocó papel a 9 años por el que pagó un 3,875 por ciento y Abertis hizo lo propio con deuda a 10 años a un 3,75 por ciento.
La renta variable alza el vuelo
Los cambios también se han hecho muy visibles en renta variable. Es más, desde que el Ibex registrase su mínimo desde 2003 ha escalado un 33,7 por ciento, hasta los 7.966 puntos con que despidió la jornada de ayer -en enero llegó a subir hasta los 8.764,60 puntos-. En este contexto, tan sólo tres compañías han registrado pérdidas en el parqué, mientras que otras han logrado revalorizarse entre un 10,5 y un 139 por ciento -ver información adjunta-.