Faltan alrededor de dos meses y medio para que se hayan consumido tres cuartas partes del año. Pero el Tesoro Público español tiene sobre la mesa un calendario muy distinto. Para el organismo encargado de emitir la deuda pública solo restan un par de subastas para que reúna el 75 por ciento de sus necesidades de financiación a medio y largo plazo de este año.
De momento, mañana ya podría sumar el 73 por ciento de su objetivo si capta los 3.000 millones que se ha propuesto.
Este adelanto en el calendario no es de extrañar si tenemos en cuenta que la financiación de 2013 no empezó a buscarse el 1 de enero. El año pasado el Tesoro fue muy previsor, y a pesar de las turbulencias que sacudieron durante el verano a los mercados, especialmente al de deuda, culminó su programa de financiación de 2012 a principios de noviembre. Esto permitió que ese mismo día el Tesoro comenzara a llenar la hucha de este ejercicio.
Este año el calendario está aún más adelantado, ya que el año pasado a estas alturas se había cubierto el 65 por ciento de sus necesidades de financiación. Así, si sigue a este ritmo el Tesoro podría poner fin antes de noviembre. Tampoco hay que olvidar que este año el reto es más complicado. Los 121.300 millones de euros que aspira captar con papel a medio y largo plazo suponen un 41 por ciento más que el año pasado.
¿Menores costes?
El siguiente paso llega mañana. España ofrecerá a los inversores deuda con vencimiento en 2016, 2018 y 2023. Con ella quiere conseguir entre 2.000 y 3.000 millones de euros, un objetivo inferior al de otras emisiones. Si se toma como referencia la demanda de las últimas colocaciones lo lógico es que el Tesoro no encuentre dificultades para adjudicar la deuda. El único problema es que también pueda enfrentarse a mayores costes de financiación, como ocurrió ayer con las letras. Sin embargo, la última vez que el organismo subastó bonos a 10 años pagó una rentabilidad media del 4,765 por ciento y ayer estos títulos cotizaban al 4,688 por ciento en el mercado secundario.