Halcones, palomas, búhos o gaviotas. La fauna que rige el Comité de Mercados Abiertos (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Reserva Federal se ha convertido en la obsesión de los inversores de todo el mundo. Fantasías a un lado, es cierto que la tensión previa a la reunión sobre política monetaria de dos días que culmina hoy ha generado más vaivenes que de costumbre.
Al fin y al cabo, en un momento en que el mercado mantiene su adicción a los estímulos, cualquier señal que indique una reducción en la dosis de compra de bonos y activos podría provocar efectos secundarios tanto en la renta fija como en la variable. Dicho esto, de no ser porque el presidente del banco central estadounidense se enfrentará a las preguntas de los periodistas y dará a conocer las proyecciones económicas de la Fed, el encuentro debería haber sido considerado como una reunión más.
"Tengo la sensación de que las perspectivas económicas seguirán siendo lo suficientemente positivas para permitir iniciar el proceso de reducción de compras en septiembre", explica Peter Hooper, economista jefe de Deutsche Bank.
¿Sin renovación?
Sin embargo, Bernanke tendrá que resolver dudas y hacer encaje de bolillos a la hora de echar balones fuera sin desplomar a los indicadores. El presidente de EEUU, Barack Obama, dejó caer que el mandamás de la Fed "lleva más tiempo" de lo planeado al frente de la institución. Es la primera vez que, de forma implícita, pero pública, se sugiere que el guardián económico de EEUU no renovará su cargo.
Mientras tanto, el economista Nouriel Roubini e Ian Bremmer, presidente de la consultora Eurasia Group, advierten de que la estrategia de salida de la Fed "será peligrosa", ya que salir demasiado rápido bloqueará la recuperación y hacerlo lentamente creará una enorme burbuja de crédito que hará mella en el sistema financiero.