A la gente con 50 años aún le quedan otros 30 años por vivir. Administrar bien el patrimonio generado en un plan de pensiones es clave y por eso no conviene tener todos los huevos en la misma cesta, sobre todo si en la cesta solo hay bonos.
Siempre se ha dicho que a la hora de ahorrar para un plan de pensiones la recomendación es asumir todo el riesgo al principio para ir recortándolo a medida que se acerque la edad de jubilación. Sin embargo, esto puede que haya funcionado hasta ahora, en un contexto en el que la juventud iba asociada con trabajo y en el que nadie dudaba que llegado el momento de la jubilación, disfrutaría de una pensión pública -por la que previamente ha cotizado- que le permitiría cubrir al menos el 80 por ciento de su último salario, frente al 42 por ciento de media de la Unión Europea.
Ahora la situación es bien distinta. Y por varias razones. La primera son los ajustes sobre pensiones que ha llevado a cabo el Gobierno para cumplir (o al menos intentar cumplir) el déficit que le exige Bruselas -las más relevantes afectan al retraso de la edad de jubilación hasta los 67 años, o al cambio en el cálculo de la prestación-. La segunda es el aumento de la esperanza de vida -en los últimos diez años ha pasado de 79 a 82 años-, lo que se puede traducir en un aumento en el número de pensiones, y durante más tiempo.
Y la tercera, es que de mantenerse la fuerte tasa de desempleo que sufre España -superior al 27 por ciento y que escala hasta el 53 por ciento en los jóvenes-, muchas pensiones de esos futuros jubilados podrían estar en peligro. No en vano, si caen los trabajadores que pagan las pensiones y aumentan los pensionistas se puede llegar a una situación, como la que ya prevé la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), de que cada jubilado dependerá de un solo trabajador.
Un cambio de contexto que obliga a buscar alternativas a la pensión pública, algo que, según un reciente estudio de Aegon, aún no hace el 51 por ciento de la población. Pero es que además, esas alternativas tienen que ser rentables. "Hoy es más importante que nunca que los pocos recursos que se tienen para invertir en pensiones busquen rentas altas, en productos sobre todo de renta variable, en especial si quedan 10 o 15 años para la jubilación", afirma Miguel Ángel Bernal, del Instituto de Estudio Bursátil (IEB). Y, a diferencia de lo que sucedía en el pasado, esta recomendación de invertir de una manera agresiva no se dirige a los jóvenes de 30 años, sino para quien tenga más allá de 50 años. A los 50, aún quedan casi 20 años para la jubilación. Y viceversa. Es decir, que los que empiecen a ahorrar con 30 lo hagan en productos más conservadores para luego ir asumiendo riesgo a medida que aumente su capacidad de ahorro y consigan una cierta estabilidad laboral.
"En la fase inicial del ahorro para la jubilación lo más importante no son las rentabilidades que se obtienen sino las aportaciones que se realizan, para así ir tomando conciencia del ahorro y adquiriendo experiencia", asegura Xavier Bellavista, director de Inversiones de Mercer. Más, teniendo en cuenta que muchos de esos jóvenes inversores pueden verse obligados a rescatar su plan de pensiones en caso de desempleo prolongado (es una medida que está en vigor desde 2009). En ese indeseable contexto, lo suyo sería que recuperaran al menos todo el dinero invertido y asumir un elevado riesgo al principio, con un mercado tan volátil como el de ahora, puede suponer la pérdida de los pocos ahorros generados.
En términos generales, la recomendación sería, por tanto, empezar a ahorrar en pensiones con la mayor cantidad de aportaciones posible, pero en productos de bajo riesgo para ir elevándolo a medida que se adquieran conocimientos financieros y estabilidad laboral. "Si se es conservador, se puede recomendar dejar de invertir en renta variable cuando queden 15 años para la jubilación, pero si no se es tan conservador, se puede esperar a que queden entre 10 y 7 años para empezar a tomar posiciones en fondos de renta fija ya que, además, estos productos, en un entorno de tipos de interés bajos como el de ahora no baten a la inflación", asegura Bernal. Modificado el perfil de riesgo, sólo queda saber qué productos pueden resultar más atractivos. A este respecto el plan de pensiones suele ser el producto estrella, no tanto por su rentabilidad sino porque se ha convertido en el único producto que permite deducciones fiscales -hasta 10.000 euros en el caso de los menores de 50 años y hasta 12.500 euros para los mayores de 50 años-.
¿Qué elegir?
Dentro de este grupo, la opción más arriesgada sería la de invertir en un plan de pensiones de bolsa emergente y la oferta de este tipo se cuenta con los dedos de una mano. De ellos, PlanCaixa Bolsa Emergente no sólo es el más rentable de su categoría, sino que a largo plazo es el más rentable de los más de cien fondos de bolsa que cuentan con una antigüedad de diez años. Y es que en ese periodo se anota una rentabilidad del 11,71 por ciento anualizada, cinco veces más que el 2,35 por ciento que consiguen de media los planes de pensiones en este mismo periodo, según los datos de Inverco. En la otra cara de la moneda, los más conservadores, que ahora son los jóvenes, tienen a su alcance planes como Barclays Pensión Empleados. Consigue una rentabilidad anualizada del 3,16 por ciento y permite aportaciones desde sólo 40 euros. En la actualidad, su cartera está invertida principalmente en bonos alemanes.