Sin novedades, o casi. Como era de esperar, el Tesoro Público logró ayer su objetivo de captar hasta 3.500 millones; es más, consiguió 3.510 millones en una colocación de letras a 3 y 9 meses. No tan previsible, sin embargo, fue el leve repunte que experimentó la rentabilidad de la referencia a más corto plazo.
Aunque insignificante, el organismo pagó un 0,353 por ciento por las letras a 3 meses frente al 0,15 por ciento que desembolsó la última vez que emitió estos títulos el pasado 23 de abril, pese a que la demanda superó en 4,3 veces la oferta. No sucedió igual con el rendimiento de las letras a 9 meses, que bajó hasta el 0,81 por ciento desde el 0,82 por ciento anterior, después de que la demanda superase en 2,2 veces lo adjudicado.
El apetito por la deuda española contribuyó ayer a aumentar la cantidad que el Tesoro ha captado en deuda a medio y largo plazo en el año, que asciende ya hasta los 65.043 millones de euros. Lo que supone que ya están cubiertas el 53,6 por ciento de las necesidades de financiación previstas para este año.
La próxima cita será el jueves. Para la ocasión, el organismo ha escogido bonos con vencimiento en 2016 y 2018 junto a obligaciones a 2029, con los que quiere conseguir entre 3.000 y 4.000 millones de euros. Para reducir la factura, el Tesoro deberá pagar un interés inferior al 2,247 por ciento por los bonos a 3 años y del 2,789 por ciento para el papel a 5 años.
Si nada cambia en el mercado de deuda, todo apunta a que lo logrará. La prima de riesgo española, que mide la rentabilidad adicional que los inversores exigen a nuestros bonos a una década respecto a los alemanes, encadenó la tercera jornada consecutiva de caídas con un descenso de 3 puntos básicos, hasta los 280 puntos.
Un retroceso que estuvo acompañado de la menor rentabilidad que registraron ayer los bonos españoles a una década, que pasó del 4,2 por ciento al 4,18 por ciento.
