
En la Calle del Muro, donde una milésima de segundo es capaz de provocar verdaderos pánicos bursátiles, la información o el comportamiento de los intrépidos que batallan en sus trincheras puede suponer un valioso tesoro. Sin embargo, el pánico se ha extendido como la pólvora entre los bastiones sagrados del ruedo financiero, como Goldman Sachs o JP Morgan, después de que Bloomberg, un supuesto aliado, optase por enfundarse el capote de George Orwell y dejar que algunos de sus más de 2.400 periodistas jugasen a Gran Hermano al espiar a la mano que les da de comer.
El escándalo, que desde finales de la semana pasada ha mermado la integridad de la compañía, pone de manifiesto que el anonimato en el sector financiero es un hábito en peligro de extinción, no sólo por las triquiñuelas empleadas por Bloomberg News a través de las codiciadas terminales de su empresa matriz sino por el mero uso de buscadores como Google, que permite predecir el comportamiento de la renta variable.
"Es absolutamente indignante que los periodistas tuvieran acceso a los datos de los clientes y que algún idiota pudiera dar acceso a dichos registros", reconoce a este periódico uno de los 315.000 suscriptores que, a título personal, desembolsa 20.000 dólares al año para tener acceso a una terminal de Bloomberg. Aunque muchos de los traders que operan a diario en la New York Stock Exchange reconocen que el uso de estos dispositivos está sobrevalorado, es cierto que no sólo suponen el pulmón que alimenta el imperio creado por el actual alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, sino que sirven de herramienta diaria para muchas mesas de inversión.
De hecho, la integridad de los periodistas de Bloomberg News y de la compañía ha sufrido un duro varapalo precisamente porque han sido nombres de la talla de JP Morgan, Goldman Sachs, la Reserva Federal, el Departamento del Tesoro o el Banco Central Europeo, algunos de los afectados por lo ocurrido. En menos de una semana, no sólo el banco capitaneado por Lloyd Blankfein sacó los colores a Bloomberg al pedir explicaciones por la información de sus clientes a la que acceden los periodistas de su división Bloomberg News, sino que una oleada de mensajes privados de los usuarios de dichas terminales fueron filtrados a Internet.
El Financial Times dijo que los mensajes privados, entre los operadores bancarios y sus clientes, mostraban información sobre precios, las direcciones de correo electrónico y los nombres de usuario de Bloomberg, entre otros datos. Se cree que los datos, que se habían recolectado como parte de un proyecto sobre clientes de Bloomberg, fueron publicados por error en Internet.
Un portavoz de la compañía dijo que dichos datos fueron recogidos "con el consentimiento del cliente" y que los correos electrónicos se enviaron de forma explícita "para llevar a cabo pruebas internas que mejoren el servicio a sus clientes". Un desliz difícil de digerir después de la noticia publicada días antes por el New York Post.
El cazador, cazado
En dicho artículo, la cabecera de Rupert Murdoch aseguró que Goldman Sachs había expresado su preocupación a Bloomberg sobre la información a la que sus periodistas tenían acceso a través de las terminales de la compañía. Goldman hizo saltar todas las alarmas después de descubrir que los periodistas de Bloomberg fueron capaces de obtener información sobre cuándo los empleados del banco iniciaban la sesión en sus terminales. Los periodistas también tuvieron acceso a las peticiones de los clientes al personal de soporte técnico de Bloomberg a la hora de requerir acceso a datos específicos.
Las quejas de Goldman fueron la chispa que prendió una mecha difícil. Según distintos medios, JP Morgan no tardó en desatar su furia porque los periodistas de Bloomberg fueron capaces de reunir información sobre sus empleados durante el fiasco provocado por el trader Bruno Iksil, más conocido como la ballena londinense, el año pasado. Un traspiés que provocó que la firma de Jamie Dimon perdiera más de 6.200 millones de dólares.
Por supuesto, desde Bloomberg, su consejero delegado, Daniel Doctorof, entonó el mea culpa y reconoció que había sido "un error" permitir que los periodistas tuvieran acceso a "los datos de gestión de relaciones con clientes". "Desde nuestra fundación la protección de los datos de nuestros clientes ha sido un principio fundamental de nuestra cultura", escribió en un correo electrónico. Sin embargo, el daño ya está hecho y suturar esta herida puede resultar complicado. Para ello, la agencia ha nombrado al antiguo CEO de IBM como consejero independiente para que supervise la privacidad de sus datos.
JPMorgan Chase ha realizado ya una "petición legal formal" para obtener más información sobre el presunto espionaje de los periodistas de Bloomberg. El mayor banco de EEUU pretende acceder a los registros de los últimos cinco años almacenados por la compañía de terminales, para revisar a qué tipo de información pudieron acceder los periodistas a través de los hábitos de los empleados de JP Morgan con acceso a estos dispositivos. El banco de Dimon también está tratando de "confirmar" qué tipo de controles ha puesto en marcha Bloomberg para detener futuras violaciones.
Por otro lado, Citigroup ha prohibido a sus operadores de divisas usar los chats internos en las terminales de Bloomberg, otro síntoma que pone de manifiesto la preocupación del sector sobre la seguridad online. El banco mudará a sus empleados a una plataforma interna para evitar que la información confidencial de sus clientes sea filtrada.
El pasado 23 de abril, un tweet de Associated Press alertando sobre explosiones en la Casa Blanca, hizo que el Dow Jones borrase 145 puntos casi instantáneamente.
El agujero negro de la bolsa
El incidente, producto de un hacker, fue un ejemplo de lo rápido que Internet es capaz de pulverizar el mundo de las finanzas, donde muchas de sus operaciones son lideradas por ordenadores en lugar de por seres humanos. Sin embargo, un nuevo estudio concluye que la red de redes también puede predecir el comportamiento del mercado de valores.
A través de Google Trends, un servicio que muestra la popularidad de los términos de búsqueda del buscador, los investigadores de la Warwick Business School en Inglaterra y el Departamento de Física de la Universidad de Boston concluyeron que el tipo de términos que la gente busca en Google durante una determinada semana puede predecir si el Dow Jones subirá o bajará la semana siguiente.
El razonamiento del estudio titulado "Cuantificando el comportamiento de los inversores en los mercados financieros mediante Google Trends" es sencillo. Si los inversores se ponen nerviosos sobre el comportamiento del mercado de valores, es probable que busquen información sobre temas financieros antes de tratar de deshacerse de sus acciones. Por lo tanto, las búsquedas de Google pueden relacionarse con las compras o ventas en las bolsas.
Los investigadores, liderados por Tobias Preis, dieron seguimiento a 98 términos de búsqueda en Google Trends entre 2004 y 2011. Algunas de dichas palabras estaban relacionadas con el mundo de la bolsa y las finanzas e incluían términos como deuda, acciones, cartera, desempleo y mercados pero también se incluyeron otros conceptos como estilo de vida, artes, feliz, guerra, conflicto y política.
El documento concluye que uno de los términos de búsqueda más importantes utilizados para predecir los mercados era la palabra "deuda". Un aumento de estas búsquedas anunciaba una venta masiva de acciones durante la semana siguiente, en caso contrario, una disminución indicaba que el mercado aumentaría ligeramente.