
La primera historia triste en el mundo de los fondos de inversión libres españoles ha dejado muchas preguntas en el aire. De todas, hay una que llama poderosamente la atención: ¿Cómo es posible que se desmonte un fondo como 'Sleipnir' por caer un 4,6% desde verano, cuando la mayoría de fondos de inversión ha sufrido mucho más en este mismo periodo? Blog Un fondo para cada día.
La respuesta oficial que el pasado martes dio a este diario Pedro Urbina, consejero delegado de Auriga, es que el modelo sistemático sobre el que se basaba el fondo había dejado de mostrarse tan efectivo desde que la volatilidad se disparó en verano en los mercados, como consecuencia del estallido de la crisis de las hipotecas de alto riesgo o 'subprime'. Según Urbina, el reconocimiento de esta situación tanto por Auriga, la sociedad de valores dueña del fondo, como por el gestor, había llevado a la salida de este último de la entidad.
No cabe duda de que la rentabilidad estaba por debajo de las estimaciones, que buscaba una ganancia del 20 por ciento anual. Sin embargo, un descenso del 4,6 por ciento en ocho meses entra dentro de lo razonable, si los mercados se tuercen, para un fondo que tiene un objetivo de volatilidad anual del 10 por ciento. Sobre todo, cuando se produce en unas condiciones de mercado que diversos expertos han calificado como las más complicadas desde el 'crac' de 1929.
En el mercado se duda de que este haya sido el único motivo de la corta vida de 'Sleipnir'. Fuentes consultadas por elEconomista aseguran que en la sociedad de valores se había generado tensión porque "algunos socios de Auriga que no provienen del sector financiero se habrían puesto nerviosos con el fondo en este mercado tan inestable".
El accionariado de Auriga
¿Cómo está compuesto el accionariado de Auriga? Según consta en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), hay cinco socios con una participación superior o igual al 5 por ciento. De entre ellos, los más ajenos al mundo financiero y de la gestión de inversiones serían Enrique Martinavarro, dueño de la compañía de cítricos levantina Martinavarro; e Iñigo Resusta Covarrubias e Ignacio Resusta Melgar, empresarios ligados sobre todo al sector textil (el primero es el presidente del consejo de Auriga).
Junto a ellos, se encuentra la figura de Jorge García González, quien también tiene inversiones en distintos sectores, incluido el inmobiliario a través, entre otras, de la sociedad Valeriana de Inversiones, la misma sobre la que articula su posición en Auriga Securities, según los datos de la CNMV. García González también es presidente de una sociedad de inversiones de capital variable (sicav) llamada Tisana de Inversiones, que a finales de 2007 contaba con un patrimonio de 11,7 millones de euros, uno de ellos invertido durante el tercer trimestre en 'Sleipnir', según consta en la CNMV.
Junto a ellos se encuentra Ignacio Contreras González, que sí tiene otras actividades relacionadas con el mundo financiero y es socio de una sicav llamada Infran 95.
La cara directamente relacionada con el mundo financiero del proyecto es Pedro Urbina -que tendría menos de un 5 por ciento-, un histórico de la firma de valores Safei, ahora perteneciente a Inversis Banco. Urbina es el consejero delegado de la entidad y ahora se está enfrentando al reto de contratar un nuevo equipo de gestión tras la marcha del gestor de Auriga, Carlos Hernández.
¿Por qué dimitió el gestor?
Según fuentes conocedoras de la situación, la salida de éste se produjo mediante una dimisión, después de no aceptar las proposiciones de algunos socios de reducir el riesgo del fondo durante estos momentos delicados de mercado.
En otros negocios puede que sean habituales las sugerencias de los socios a los directivos, pero no es así en el mundo de la gestión alternativa y los 'hedge fund', donde la estrategia es muy personal. Es como si el presidente de un equipo de fútbol le dice al entrenador que debe jugar con cinco defensas cuando siempre ha jugado con tres.
No entender esto demuestra que no todo el que tiene 50.000 euros para invertir en un sólo producto es un inversor cualificado, como deja ver la legislación. Y hace pensar que para invertir en un 'hedge' hay que conocer los riesgos que implica, y no mirar sólo la rentabilidad potencial.