Mientas el mercado continúa digiriendo el rescate a Chipre y la posibilidad de que los grandes depositantes tengan que asumir pérdidas en futuros rescates de la eurozona, ayer, como en un dejà vu, España e Italia reaparecieron en el epicentro de las dudas del mercado.
Así lo demostró otro de los termómetros para medir la desconfianza que inspira un país, los seguros de riesgo de impago (CDS, por sus siglas en inglés). Aunque a medida que avanzó la jornada se fueron relajando, los de España llegaron ayer a tocar un máximo anual en los 307 puntos, es decir, desde el mes de diciembre los inversores no habían estado dispuestos a pagar tanto por asegurarse frente a un posible impago del país. En concreto, llegaron a pagar más de 30.000 dólares (unos 23.500 euros) por asegurar cada millón de deuda española, justo en el día en que Bruselas corrigió al alza el déficit con el que España cerró 2012, para situarlo dos décimas por encima de lo anunciado previamente: en el 6,9 por ciento.
La banca española también ha sufrido esta escalada de la percepción de riesgo. El mercado ha estado dispuesto a pagar el máximo desde noviembre del año pasado por asegurarse ante el impago de Santander y BBVA.
Pero la desconfianza ha vuelto a ser mayor en torno a Italia. A medida que pasa el tiempo, una coalición entre partidos parece improbable y los propios implicados aseguran que el país es ingobernable. Eso provocó que ayer el riesgo de impago del país volviese a superar al de España, al escalar 29 puntos básicos, hasta situarse en máximos desde noviembre del año pasado. Es decir, el mercado estaba dispuesto a pagar 31.100 dólares para asegurar cada millón de deuda italiana.
... y también Portugal
Como suele ser habitual en estos casos, la periferia se tensiona a la vez. Portugal también vio ayer incrementado el coste de asegurarse frente al impago de su deuda, al escalar su CDS hasta los 405 puntos básicos.
