El otro indicador del nerviosismo que se vivió en el parqué fue el euro. La divisa única acusó la renovada incertidumbre en torno a que el tipo de rescate de Chipre sea extensible a otros casos y se depreció un 1% contra el dólar, perdiendo el nivel de los 1,29 dólares, y llegando a un mínimo durante la sesión de 1,283 dólares.
La prueba de que la presión vuelve a ser máxima en torno a la divisa de la eurozona es que se depreció más de un 1% contra las dos divisas más intervenidas: el dólar y el yen.
Por un lado, el euro marcó su cambio más bajo contra el billete verde desde el mes de noviembre, al situarse en torno a 1,285 dólares, un nivel especialmente relevante para los analistas de Ágora Asesores Financieros, ya que señalan que si la divisa pierde esa zona, "continuaría dentro de una fase correctiva y el siguiente soporte relevante serían los 1,268 dólares". Este descenso se produce a pesar de que la moneda norteamericana encontró motivos bajistas en las palabras que pronunció el presidente de la Reserva Federal la semana pasada. Ben Bernanke alejó entonces el temor a que la Fed retire antes de lo esperado su programa de estímulos a la economía (el QE3), por lo que continuará imprimiendo dólares.
Por otro lado, el euro retrocedió un 1,8% contra el yen, moneda que también está bajo una fuerte presión por las políticas expansivas de Japón, que pretende generar inflación para reactivar su economía. El euro se cambiaba por 120,5 yenes, el nivel más bajo desde el 28 de febrero.
Los analistas de Saxo Bank señalan que el mensaje lanzado tras este rescate implica que "muchas grandes instituciones con participaciones en Europa podrían pensar que el capital no está muy seguro en la eurozona, lo que podría presionar aún más al euro en el futuro".
En lo que va de año, la divisa europea ya acumula un retroceso del 2,5% contra el dólar estadounidense, aunque las divisas contra las que más fuerza ha perdido en este primer trimestre son el dólar neozelandés y el australiano, frente a los que pierde un 3,8%.