La previsible independencia energética de Estados Unidos aventura una inminente tendencia de los precios del petróleo a la baja. La diferencia de cotización entre el barril de crudo Brent, de referencia en Europa, y el West Texas, en EEUU, se ha establecido en 15 dólares y el aumento de la producción en Norteamérica debería fomentar que continúe la brecha entre ambos.
El primer trimestre de 2013 marca una nueva etapa para el oro negro, especialmente en Estados Unidos. Tras una década donde el crudo y otras materias primas han estado marcadas por una estrecha producción y un encarecimiento de los precios, las perspectivas que aventuran la independencia energética de la mayor economía del mundo sugieren que los precios del petróleo se dirigen a una inevitable tendencia a la baja.
Si echamos la vista atrás al año pasado podemos destacar el creciente papel que tanto EEUU como Canadá jugaron en la producción de oro negro, una situación que seguirá aumentando este año y en el futuro. Sin embargo, este contexto no es un simple golpe de suerte o un hecho aleatorio ya que durante los últimos 10 años la presión al alza en los precios del crudo ha fomentado una gran inversión económica en nuevas tecnologías y el aumento de los operadores pequeños e independientes, que buscan la oportunidad de hacer dinero mediante la producción de petróleo en Norteamérica.
De hecho, el Departamento de Energía de EEUU pronostica que la producción de hidrocarburos líquidos y otros tendrá un promedio de 11,4 millones de barriles por día en 2013. Sirva de comparación que la producción de Arabia Saudí, tradicional socia de EEUU, es de aproximadamente 11,6 millones de barriles por día.

Aunque a pie de calle los estadounidenses sufren en sus propias carnes el excesivo coste a la hora de llenar sus depósitos a 3,59 dólares por galón (3,7 litros), el mercado se enfrenta a la "revolución de esquisto", un movimiento hacia las energías renovables y la desaceleración del crecimiento en los países emergentes, que a largo plazo sugieren que los precios del petróleo deberían mantener una tendencia a la baja. Precisamente, el aceite de esquisto bituminoso, un crudo poco convencional, "es la razón por la que los precios del petróleo cayeron el año pasado y la razón por la que seguirá cayendo en los próximos años", señaló a la CNBC, Andrew Su, consejero delegado de Compass Global Markets.
Este experto señala que el precio del West Texas Intermediate podría caer en picado hasta los 75 dólares por barril, ya que el incremento de las pizarras bituminosas aumentaría la demanda del crudo estadounidense. En estas previsiones, Andrew Su no está solo. Desde Raymond James sugieren que el WTI podría bajar hasta los 60 dólares por barril. Por su parte, Collin Fenton, de JP Morgan Chase, explica que "las refinerías norteamericanas tenderán a partir de ahora a utilizar mayores cantidades de crudo ligero y dulce, teniendo en cuenta el descuento del precio en la producción nacional de petróleo de esquisto en relación con los crudos importados". Al fin y al cabo, mientras la producción de gas de esquisto se ha disparado casi un 50% al año entre 2007 y 2011, la de petróleo de esquisto todavía está en pañales, al menos así lo afirma un informe del Consejo Nacional de Inteligencia, que apunta que podría llegar a generar entre 5 millones y 15 millones de barriles al día en 2020 a un precio que podría oscilar entre los 44 y los 68 dólares por barril. Según un estudio de PricewaterhouseCoopers publicado en febrero, el esquisto bituminoso contribuirá a suministrar 14 millones de barriles por día a la producción mundial de petróleo en 2035, aproximadamente el 12% de la oferta actual.
En RBC Capital Markets consideran que el WTI podría moverse en una horquilla de 80 dólares durante este año, ya que el exceso de oferta en Cushing, Oklahoma, donde se pone precio al crudo estadounidense, es el resultado de una falta de infraestructura en el transporte y refinación del oro negro, al que además habría que sumar una débil demanda. Si a ello añadimos que las medidas de la Reserva Federal mantienen de momento al dólar débil, pese a las últimas debacles del euro, la situación debería contribuir enormemente a las exportaciones energéticas de EEUU.
Al fin y al cabo, el aumento de la producción en Estados Unidos, debería fomentar que la amplia brecha entre el Brent y el WTI continúe a lo largo del año. Eso sí, la horquilla se reducirá a medio plazo, ya que el proyecto sobre el oleoducto Keystone XL sigue en el aire.
Una diferencia de 7,5 dólares
De hecho, desde Goldman Sachs esperan que el diferencial entre el Brent y el WTI se reduzca aproximadamente a una media de 7,5 dólares por barril en el segundo trimestre del 2013. Dicha brecha se redujo a alrededor de 14 dólares a mediados de enero desde los 26 dólares en noviembre ante la previsión de que el reciente incremento de 400.000 barriles diarios gracias al gasoducto Seaway que conecta Cushing y la Costa del Golfo de EEUU, aliviaría en cierta forma el el exceso de oferta en el punto de origen para el WTI.
Sin embargo, la prima del Brent sobre el WTI se ha vuelto a ampliar recientemente, ya que ha quedado claro que dicho gasoducto va a funcionar por debajo de su capacidad, lo que limita la capacidad de enviar crudo a la costa del Golfo de EEUU.