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Deuda emergente, el activo de 2013

Ya sea soberana o corporativa, la deuda emitida por países en vías de desarrollo se ha convertido en el activo estrella para las carteras: aúna rentabilidad, crecimiento y un mercado que está ganando volumen y liquidez. Eso sí, mejor adquirir activos en divisa local para aprovecharse de la debilidad del dólar y el yen.

En un mundo, el desarrollado, de crecimiento ralentizado, tipos de interés a la baja y divisas debilitadas artificialmente por los Bancos Centrales, parece un movimiento lógico que la deuda emergente se haya convertido en el activo estrella para 2013. Con un punto de novedad: después de unos años, se puede afirmar ya por fin que la clase emergente debe tener su propio hueco en la cartera, como lo tienen por derecho propio las categorías de renta fija y renta variable, y no limitarse a ser un activo exótico con el que embellecer el portafolio. Además de presentar tasas de crecimiento sostenibles en el tiempo, no se debe menospreciar el hecho de que los bancos centrales emergentes todavía tienen margen de sobra para aplicar medidas ortodoxas -sin ir más lejos, el de India bajó el pasado 29 de enero los tipos de interés por primera vez en nueve meses, hasta el 7,75%, y el coeficiente de caja de sus bancos hasta el 6,75%- y van a tener mucho que decir en los próximos años.

Basta con revisar cómo cerraron los países emergentes 2012, a pesar de las preocupaciones en torno al crecimiento de China y los problemas que tuvieron India y Brasil para estabilizar sus respectivas economías para entender que el dinero está fluyendo con fuerza hasta ciertas partes del mundo consideradas hasta ahora como no convencionales. "No sólo las bolsas, también los bonos y obligaciones de la mayoría de los países emergentes se movieron al alza en 2012 y con frecuencia ofrecieron rendimientos similares a los generados por las acciones", resalta la consultora Raiffeisen en su último informe. "Ese buen comportamiento se debió sobre todo a los flujos entrantes de fondos, que con aproximadamente 94.000 millones de dólares alcanzaron un récord histórico", concluyen.

La principal recomendación de las casas de análisis a este respecto es que, si se va a invertir en deuda soberana emergente, mejor que sea en divisa local, pues va a permitir al inversor cubrirse contra la debilidad del dólar y del yen. "Nos gusta no sólo la deuda emergente, también las divisas porque es una buena manera de exponer la cartera a la recuperación económica y además con buena liquidez", explica Markus Krygier, estratega jefe de Amundi, aunque en este último punto añade que en su firma sólo invierten en las monedas más negociadas: peso mexicano, real brasileño, rupia y won surcoreano.

Otra novedad que puntúa a favor de los países emergentes es el crecimiento del volumen del mercado de emisiones. Al haber más inversores interesados en la deuda que emiten los países en vías de desarrollo, el mercado crece y gana liquidez. A este hecho se le debe añadir que algunos de los mercados de deuda emergente que hasta ahora se encontraban en una fase embrionaria están empezando a liberalizarse; sirva Rusia como ejemplo más paradigmático al empezar en julio del año pasado a dar pasos para abrir definitivamente las puertas de su mercado de deuda al inversor. Por su parte, el Gobierno indio ha aprobado recientemente -pese a que la medida contó con amplia oposición- la apertura del comercio minorista a los grandes grupos extranjeros, lo que significa una nueva oportunidad de inversión en un país que, pese a sus fallos estructurales, cuenta como punto fuerte con una población joven cuyo nivel adquisitivo poco a poco va mejorando y que está accediendo al mercado de bienes de consumo, situación que también se repite en China.

El entusiasmo que reflejan las ingentes entradas de dinero en este tipo de activos están empezando a despertar reticencias entre los inversores más alérgicos al riesgo. Desde Raiffeisen realizan la siguiente apreciación sobre este hecho: "En estos momentos (todavía) no puede afirmarse que se esté formando una burbuja en la renta fija de los mercados emergentes. Ahora bien, cabe notar que, al igual que ocurre con la deuda corporativa de los mercados desarrollados, la continuada búsqueda de rendimientos en todo el globo conduce también aquí a relaciones rentabilidad/ riesgo cada vez menos favorables".

Por el momento, los fondos que invierten en esta categoría de inversión están en negativo en el año, aunque la mayoría mantienen excelentes rentabilidades anualizadas a tres y cinco años. El que muestra mejor comportamiento en 2013 de los disponibles a la venta en España es el Pictet Em LclCcyDbt-I USD, calificado con cinco estrellas Morningstar. Este fondo es de los de mayor tamaño -y liquidez de su categoría-, pues su patrimonio supera los 9.300 millones de euros. También

Como ya sucedió en el mercado de la renta variable, donde el stock picking (selección de acciones) se abrió camino como elemento diferenciador para distinguir a las compañías que añadían valor, ahora se está trasladando el fenómeno al mercado de emisiones de deuda... Lo que están ignorando muchos inversores es que hay un mercado que está relativamente virgen y que ofrece rentabilidades más elevadas: deuda corporativa emergente.

Buena prueba de la fiebre que está desatando en este tipo de activos se pudo ver en la presentación en Madrid del fondo Emerging Corporate Bonds, de Pictet. El gestor del fondo, Alain Defise, llegó a la presentación con los medios como si de una estrella de rock se tratase: rodeado de flashes y cámaras y con cierto retraso, que justificó diciendo que había mantenido reuniones con clientes durante toda la mañana. De hecho, Defise contó que sólo entre noviembre- fecha del lanzamiento del fondo- y enero ya habían conseguido captar más de 580 millones de dólares.

Defise, ex gestor de J.P.Morgan, defiende la creación y el éxito de este fondo al afirmar que se están produciendo cambios estructurales en el mercado de crédito que justifican que la deuda corporativa emergente "está aquí para quedarse". "En dos años no nos sentaremos a plantearnos si es una oportunidad, será una categoría más de inversión", añade el gestor, que estima que se trata de un activo de gran demanda en parte porque los bancos de países emergentes "no están reticentes a prestar dinero". Markus Krygier coincide en este punto, y admite que en Amundi se ha creado un departamento de análisis exclusivamente dedicado al seguimiento de emisiones corporativas interesantes. En línea con las declaraciones de Defise, el estratega de la casa francesa afirma que es necesario posicionarse en deuda corporativa emergente por dos razones: una demanda creciente -estos activos se encuentran donde los inversores deberían estar-, afirma, y porque, con el retorno del apetito por el riesgo, se trata de un activo perfecto para quien busca rentabilidad y diversificar la cartera. Krygier afirma que "estos nuevos mercados encierran mucho más interés que desarrollados".

La demanda local está compuesta en términos generales de planes de pensiones, sobre todo de países sudamericanos como Chile -en general, en los países sudamericanos el sistema de pensiones es completamente privado- y por los bancos locales,nundados de liquidez, especialmente los de Rusia y los de países de Oriente Medio.

El mercado corporativo emergente es uno de los pocos grandes desconocidos entre los inversores. Según datos proporcionados por el experto de Pictet, el tamaño de este mercado (más de 800.000 millones de dólares según datos de Bank of America Merrill Lynch) es similar al del mercado de high yield (bono basura) de EEUU, el mayor de esa categoría en el mundo. De las emisiones de empresas de países en vías de desarrollo, estima que un 70% tiene grado de inversión. Se trata de un mercado en el que cada vez hay más países, más empresas y más inversores dispuestos a entrar. "Sólo en Asia se han emitido más de 100.000 millones de dólares en emisiones corporativas en 2012", explica Defise, que se sirve de datos extraídos de J.P.Morgan y Bloomberg para citar la siguiente estadística: en el año 2001, sólo había 13 países en vías de desarrollo que tuvieran un mercado de emisiones corporativas; en 2005 ya eran 28 los países, y el año pasado, esa cifra se había incrementado hasta 41 naciones.

En la actualidad, están disponibles para el inversor español tres fondos que invierten en este segmento del mercado. El único que por el momento camina en positivo en 2013 es el CSF (Lux) BondAsia Corporate USD TEUR, de la gestora de Credit Suisse. Este fondo, que fue creado en septiembre del año pasado, ya cuenta con 74 millones de euros en activos, y entre sus diez principales posiciones destacan emisiones de China Resources que rinden un 7,25% o empresas con sede en Hong Kong como Li & Fung o Dah Sing, que han emitido deuda con sendos cupones del 5,75 y el 6,625%.

Los otros dos productos son el HSBC GIFGlbl Emerg Mkt Corporate DebtA y el propio Pictet Emerging Corporate Bonds PUSD. El primero, de HSBC, requiere una inversión mínima inicial de mil euros.

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