Había expectación. Era la primera subasta que el Tesoro Público español celebraba desde las elecciones en Italia y finalmente los inversores no mostraron recelo con la deuda española. Al revés. El apetito volvió a incrementarse incluso en los títulos de más largo plazo, donde se centró especialmente la colocación.
En total, el organismo emisor recibió peticiones por 13.011 millones de euros, por lo que colocó sin dificultad el máximo objetivo que se había propuesto: consiguió 5.030 millones, tras lo que ya ha captado el 29,3 por ciento de todo lo previsto para el conjunto del año.
La demanda no fue el único plato fuerte de la subasta. El Tesoro también logró que el precio por financiarse en el mercado a través de bonos a 3 y 5 años y obligaciones a 10 años se redujese respecto a las últimas emisiones de este tipo. Lo más significativo fue que pagó una rentabilidad inferior al 5 por ciento por la deuda a una década, el coste mínimo que consigue desde el 18 de noviembre de 2010. En aquella subasta el rendimiento medio fue del 4,615 por ciento.
Ayer, la rentabilidad media en los títulos a 10 años se quedó en el 4,917 por ciento, desde el 5,202 por ciento de la última colocación, celebrada el pasado 21 de febrero, después de que el día anterior los inversores ya reclamasen durante la sesión menos de un 5 por ciento a este papel en el mercado secundario -en el que se intercambia la deuda una vez emitida-. Tras la subasta de ayer, el rendimiento quedó muy próximo a su mínimo anual, al situarse en el 4,892 por ciento.
Pero que los inversores exijan una rentabilidad por debajo del 5 por ciento en el secundario al bono español a 10 años no siempre garantiza que el Tesoro puede emitir por debajo de ese interés. Desde noviembre de 2010, de hecho, la rentabilidad del bono a una década se ha relajado por debajo de este umbral en cuatro ocasiones, la última en enero (ver gráfico). Pero España no pudo aprovechar ninguno de esos momentos para financiarse por debajo del 5 por ciento.
La atención, en el largo plazo
Ante precios más bajos, el Tesoro optó por captar casi la mitad del dinero mediante las obligaciones a 10 años, al adjudicar 2.435 millones de euros. No obstante, los inversores llegaron a demandar 5.519 millones de euros, casi 2,3 veces más de lo que se ofertó.
Los bonos a 5 años también coparon buena parte de la colocación. El organismo emisor obtuvo 2.025,9 millones de euros, un 40 por ciento de todo lo que se embolsó en la emisión. Y de nuevo se recibió más del doble de peticiones. Al contrario de lo que sucedió en la última subasta del 21 de febrero, esta vez el interés medio sí se relajó, al caer del 4,275 al 3,572 por ciento.
Al mismo tiempo, las condiciones mejoraron a la hora de colocar deuda a 2 años, con vencimiento en enero de 2015, de la que el Tesoro Público prefirió adjudicar sólo una quinta parte de los 2.791,8 millones que se demandaron. Para ello, pagó un rentabilidad media del 2,632 por ciento desde el 2,713 por ciento anterior.