Las 'líneas rojas' que marcan las instituciones monetarias dibujan un 'tablero' que pueden optimizar los inversores.
Las líneas rojas que se marcan en el frente de batalla son las que los bancos centrales defienden. Un ejemplo es la zona de los 95 euros por yen o los 85 yenes por dólar, que provocó la reacción del Banco de Japón (BoJ) en noviembre para frenar la apreciación del yen. Líneas rojas que son entendidas como un punto clave para la economía real de un país, debido a los problemas que genera una divisa excesivamente fuerte o débil.
También las fuerzas del mercado juegan un papel fundamental en la cotización de las divisas. Así, el dólar neozenlandés y el australiano están en una situación que puede ser bajista y corregir las ganancias que acumulan en los últimos meses. Desde que las dos divisas, marcasen mínimos en los primeros años de la crisis, su cotización ha subido más de un 30% en sus principales cruces. Ambas avanzan más de un 38% frente al euro desde sus mínimos, en una subida que parece haber tocado techo por la política monetaria expansiva de los países más desarrollados. Una corrección que toma cuerpo en el caso del dólar australiano "después de que perdiera el suelo de los 1,28 frente al euro en febrero", explica Joan Cabrero, analista de Ágora A.F., lo que dibuja una figura bajista para el aussie y alcista para la moneda común. "Este movimiento nos invitaría a tomar posiciones si el par regresa a esa zona de 1,28 por técnico", indica el analista. Por su parte, el dólar neozelandés "ha entrado en un movimiento lateral bajista en las últimas sesiones", advierte Cabrero, lo que podría permitir el avance del euro en el cruce. Pero el perfil bajista no es tan claro para el kiwi, que invita a ser cautos con la divisa.
Las fronteras occidentales
La libra británica se acerca a un punto clave y se aproxima a sus mínimos de los últimos dos años frente al euro y al dólar. Un movimiento bajista que tiene su origen en la nueva concepción de la inflación que parece adoptar el Banco de Inglaterra (BoE). El gobernador saliente del BoE, Mervyn King, ha advertido que el organismo debe revisar las metas de inflación y que está dispuesto a reiniciar las compras de bonos o recortar los tipos de interés si fuese necesario. Una política monetaria expansiva que está por ver si sigue su sucesor, Mark Carney. Este movimiento del BoE ha llevado a la libra a presionar los mínimos desde 2010 frente al dólar que se sitúan en el entorno de las 0,65 libras y al 0,90 frente al euro. Una zona clave que para ser superada necesitará que los rumores de mayor expansión monetaria de la entidad británica se confirmen.
Otro ejemplo parece ser la zona de los 1,37 dólares que marca el Banco Central Europeo. Después de un fuerte avance desde verano hasta enero, el euro marcó en las primeras sesiones de febrero máximos frente al dólar desde 2011, algo que el presidente del BCE, parece no estar dispuesto a perder. Fue cuando dio a entender su descontento con estos niveles para el euro por la influencia que pueda tener sobre la economía de la eurozona. Los inversores entendieron el mensaje y el cruce ha retrocedido hasta nivelarse en la zona de los 1,33.