Se prevé que la pérdida de competitividad de las compañías europeas frente a las japonesas por la depreciación del yen pase factura a los beneficios estimados para este ejercicio.
Si le dejan un producto más barato en la tienda de al lado, seguramente no se lo piense dos veces. Lo mismo sucede, a gran escala, con los países. El último gran movimiento en el mercado de divisas, con sello japonés, puede hacer menos competitivas a las compañías europeas. Desde que se disolvió el parlamento nipón y el nuevo Primer Ministro, Shinzo Abe, presionó al Banco de Japón para hacer lo posible por fabricar inflación, el yen acumula un desplome frente al euro del 24%.
Ése ha sido el último gran paso, pero en EEUU la máquina de la Reserva Federal continúa imprimiendo dólares (como parte de su QE3) y debilitando la moneda; el Banco de Suiza reiteró hace escasos días que mantendrá un techo para su divisa en 1,2 francos suizos, y el presidente del Banco Central Europeo advirtió de que vigilará de cerca la apreciación del euro.
Todas estas tensiones tienen claras ganadoras y perdedoras: las compañías, dependiendo de cuál sea la bandera que esgrimen. "El debilitamiento que ha sufrido el yen en los últimos meses, sugiere que las compañías japonesas tendrán la opción de competir más agresivamente en precio si así lo desean", indican los analistas de Citigroup. Desde el banco de inversión ven claros perjudicados dentro del sector industrial europeo.
En el área de generación de energía, infraestructuras y fabricantes de material ferroviario, el banco de inversión señala que lo más común es que los contratos estén denominados en dólares, por lo que el movimiento a la baja del yen (también se deprecia un 15% contra el billete verde en los últimos tres meses) hace a las compañías japonesas más competitivas frente a los nombres propios europeos. Dentro de este grupo se encuentra el fabricante de ascensores Schindler, que tendría un impacto del 2% en los beneficios previstos para este año, sólo por la situación actual del mercado de divisas.
La japonesa Mitsubishi es la principal amenaza competitiva para la compañía, así como para Siemens, y Alstom. Ésta última, conocida sobre todo por construir los trenes que atraviesan el Canal de la Mancha para unir Londres con París y Bélgica, podría tener un impacto negativo del 3% en los beneficios que espera el mercado para este ejercicio, según el banco de inversión. Tampoco se libra la Gamesa de Dinamarca, Vestas. El fabricante de aerogeneradores también sufriría un impacto de la divisa del 3% en los resultados de este año que, el consenso de mercado espera que sean pérdidas de 11 millones de euros.
Fiat Industrial, matriz del fabricante de vehículos pesados Iveco, es otra de las señaladas. Estiman que sus beneficios puedan sufrir un 3% de caída por el efecto divisa. Es la filial del grupo automovilístico italiano Fiat, y éste, tampoco parece que vaya a ser inmune a la pérdida de competitividad. De hecho, el sector automovilístico en Europa está en el punto de mira. Desde que se disolvió el parlamento nipón, el 16 de noviembre, la mayor parte de los fabricantes de vehículos europeos han visto deterioradas sus recomendaciones y también cómo sus previsiones de ganancias eran recortadas, de media, en más de un 2%. La peor parada es precisamente Fiat, de la que se esperan ahora unos 290 millones de euros menos de beneficio para este año (un 37% menos en estos tres meses). Y sólo hay una superviviente dentro del sector: Volkswagen. El consenso de analistas no sólo ha afianzado su consejo de compra sobre el valor -a pesar de la caída del yen- sino que, además, esperan 260 millones de euros más de lo previsto en el mes de noviembre.