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Draghi ve en la fortaleza del euro una prueba del "retorno de la confianza"

Mario Draghi ha comenzado 2013 en modo optimista. El presidente del Banco Central Europeo (BCE) lo demostró en la primera reunión de política monetaria del año, la de enero, y lo refrendó en la segunda. ¿Que la economía europea sigue débil? Pues afirma que se "recuperará gradualmente" a lo largo del ejercicio.

¿Que los sobresaltos han regresado a los mercados? No pasa nada; lo importante es la sustancial mejoría de los seis últimos meses y el "signo de confianza" que supone el hecho de que los bancos hayan devuelto por anticipado parte del dinero que el BCE les suministró con el préstamo a tres años de diciembre de 2011. ¿Que el euro está fuerte? Tampoco hay problema, porque, a su juicio, constituye una demostración del "retorno de la confianza" a la región.

El vaso, por tanto, medio lleno. Y eso que el propio BCE reconoce la existencia de amenazas. Porque la economía sigue sujeta "a riesgos bajistas"; es decir, que puede debilitarse más. Y porque, por si acaso, no perderá de vista al euro, ya que vigilará su influencia sobre la inflación. En este sentido, Draghi dejó claro que la evolución de la divisa no es competencia del banco central ni se encuentra entre sus políticas; pero eso no impide que le preocupe el impacto desinflacionista que pueda provocar su apreciación.

Este matiz fue leído entre líneas por los inversores. "Se ha podido entender de su discurso que el BCE no está especialmente contento con estos niveles en los que se encuentra cotizando, ya que podría lastrar la recuperación de la zona euro. Quizá si, como apuntan sus previsiones, la inflación baja hasta el 2%, la institución se plantee una bajada de tipos para depreciar ligeramente la moneda y facilitar así la recuperación", precisa Soledad Pellón, estratega de mercados de IG. "Interpretaríamos que con este mensaje el BCE no ha cerrado completamente la puerta a rebajar los tipos", coinciden desde Morgan Stanley. Así lo entendió también el mercado. Consecuentemente, la moneda única cedió terreno con intensidad. En concreto, se depreció un 1% contra el dólar, su mayor descenso diario en cinco semanas, hasta los 1,339 dólares.

Sin cambios a la vista

Por el momento, sin embargo, el BCE no encuentra motivos para modificar una política monetaria que sigue definiendo como "expansiva". De ahí que mantuviera los tipos de interés en el 0,75%. A través de su presidente, confirmó que esta decisión fue "unánime", con lo que dejó entrever que, por ahora, el precio del dinero no se moverá. La situación podría cambiar en la cita de marzo, en la que el BCE actualizará sus previsiones de crecimiento e inflación, una información que le servirá de referencia para sus próximos pasos.

Draghi tampoco se mostró preocupado por la devolución anticipada de dinero por parte de los bancos privados. Defendió que, pese a que las entidades han entregado 140.600 millones de los 489.200 millones de euros que les prestó el BCE en diciembre de 2011, la banca europea cuenta con dinero de sobra en estos momentos. ¿Y si volviera a haber tensiones? "El BCE suministrará toda la liquidez necesaria", se comprometió.

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