Déjà vu. O casi. Porque la primera subasta de deuda pública convocada por España en 2013, celebrada ayer, recordó en mucho a la ejecutada en el estreno de 2012. Como un año antes, el Tesoro Público se había propuesto conseguir 5.000 millones y, al igual que entonces, se encontró con una elevada demanda, pagó unos intereses más bajos y captó más dinero del previsto.
Todo ello en un ambiente en el que, de nuevo como hace 12 meses, latió la sensación de que hay mucho apetito por la deuda española.
Hubo, eso sí, una diferencia notable: en la primera subasta de 2012, el organismo emisor captó casi 10.000 millones y ayer consiguió 5.816,5 millones. Superó, por tanto, la meta de obtener 5.000 millones, pero de forma menos contundente que en la inauguración del pasado ejercicio. ¿El motivo? Varios, en opinión de los expertos. El primero, que no hay razón para correr más, y menos aún después de que al Tesoro le diera tiempo de captar por adelantado 11.000 millones de euros con cargo a este este año en la recta final de 2012. Y el segundo, que el paraguas protector del Banco Central Europeo (BCE) y su programa de compras de deuda (OMT) sigue propiciando unas favorables condiciones de financiación y alimenta la creencia de que este año no será tan tenso como el pasado.
El caso es que el resultado de la subasta inaugural del año fue muy bien acogido por el mercado, que reaccionó con intensas compras de bonos españoles, con el consiguiente descenso de los rendimientos, que bajan cuando el precio de los títulos sube. Así, la rentabilidad de los bonos a 10 años descendió del 5,13 al 4,90 por ciento, con lo que cerró por debajo de la cota del 5 por ciento por primera vez desde marzo de 2012. Aún más atrás hay que remontarse para encontrar tan bajo al rendimiento de los bonos a dos años, que cayó del 2,39 al 2,11 por ciento, el mínimo desde octubre de 2010. Siguiendo el rebufo de los bonos a 10 años, la prima de riesgo española se estrechó de los 365 a los 334 puntos básicos, que también representa la cota más reducida desde marzo del año pasado.
Buen momento
Una reacción deslumbrante a un estreno esperanzador del Tesoro en un año en el que asume el reto de captar 230.000 millones de euros. Ahora ya menos, porque entre la subasta de ayer y lo prefinanciado en 2012, el desafío desciende a poco más de 210.000 millones.
El organismo emisor volvió a contar ayer con el apoyo de una fuerte demanda. Entre las tres referencias que subastó, las peticiones ascendieron a 13.400 millones de euros, con lo que superaron la cantidad finalmente emitida en 2,3 veces.
Este respaldo, junto con la relajación de las tensiones, propició que el Tesoro también tuviera que pagar menos intereses que en otras ocasiones. Así, los bonos con vencimiento en 2018 salieron con una rentabilidad media del 3,988 por ciento, inferior al 4,68 por ciento abonado en noviembre. Por su parte, las obligaciones con vencimiento en 2026 se colocaron al 5,55 por ciento, cuando en junio de 2011 -no se emitían desde entonces- lo hicieron al 6,04 por ciento. Por último, el Tesoro estrenó un nuevo título, los bonos a dos años -vencimiento en marzo de 2015-, que se subastaron a una rentabilidad del 2,47 por ciento. Con estos datos en la mano, los expertos valoraron el resultado de la subasta de forma positiva. "Se completó de forma sobresaliente; la mejor en mucho tiempo", valora Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG.
Además, el tres en uno logrado por el Tesoro -captar más dinero del previsto, con una alta demanda y costes a la baja- constató el favorable comienzo de año de la deuda española -tanto pública como privada-. "El resultado subraya el buen momento que está pasando el papel español, cosa que ya hemos visto esta semana con la deuda de entidades privadas", subraya Miguel Paz, de Unicorp Patrimonio.