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...a seis meses sus intereses son menores

Cuando se habla de invertir en un depósito se tiende a pensar sólo en los plazos a un año. Son los más populares, pero en realidad no son los únicos.

La banca también comercializa otras imposiciones con vencimientos inferiores, que normalmente van desde los 3 a los 6 meses. Sus intereses, aunque menores que los que entregan las imposiciones a un año, también merecen ser tenidos en cuenta.

No es que abunden las opciones en la oferta comercial de los bancos, pero los hay. Por ejemplo, si sólo quiere inmovilizar su ahorro durante un trimestre, las opciones se limitan a tres. La primera es la de ActivoBank -el banco online de Sabadell-, que entrega un 2,15% TAE por depositar un mínimo de 3.000 euros en su entidad. La segunda es la de Popular-e, que remunera el ahorro con un interés del 2%, a partir de los 3.000 euros también. Y la última es la de Unicaja, que ofrece un 2,75% TAE. Esta última, sin duda, es la opción más rentable de todas.

Por el contrario, si la idea es mantener algo más de tiempo el ahorro en el banco para lograr un mayor rendimiento a cambio, el abanico de opciones es algo mayor. Igual que en los plazos a 3 meses, la alternativa de Unicaja es la que rinde más. Entrega un 3,25% TAE a un semestre, siempre que el ahorrador deposite como mínimo 6.000 euros. Es lo máximo a lo que se podrá optar en este plazo.

La segunda opción a seis meses más rentable es la de Banesto. En términos de rentabilidad, decantarse por su depósito a 6 meses supone obtener una rentabilidad del 3% TAE, 0,75 puntos porcentuales menos que en su depósito a un año.

En agosto eran más rentables

Hay una tendencia innata a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. En el caso de la evolución registrada por las imposiciones a plazo fijo a 3 y 6 meses, esta máxima se cumple. Aunque sus rendimientos actuales continúan siendo competitivos, ya que van a la par de lo que ofrecen otros productos de inversión conservadores, lo cierto es que en agosto era más rentable invertir el ahorro en un depósito a 6 meses que a un año.

Que se produjera aquel mes y no otro, no era fruto del destino. Por entonces, sólo quedaba un semestre para dar carpetazo a 2012 y la banca tenía muy en cuenta cuál era la mejor forma de cuadrar la liquidez necesaria para obtener la mejor fotografía posible de sus balances al finalizar el año. Con los mercados de financiación cerrados a cal y canto por entonces, los depósitos a 6 meses se convirtieron en un buen recurso para obtener financiación que computara en sus cuentas de resultados al término del ejercicio en detrimento de los depósitos a un año, que poco a poco perdían la batalla.

La inestabilidad que reina en los mercados de capitales tampoco fue pasada por alto entre las entidades bancarias españolas. La continua incertidumbre que infunda la crisis de deuda soberana también influyó en que la banca no se aventurara a cerrar estrategias a plazos más largos optando por productos a corto plazo, según explicaron fuentes financieras. Ahora, los depósitos a 6 meses han regresado a un segundo plano.

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