Ycréanme, será suficiente". Cuando el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, pronunció estas históricas palabras en la mañana del 26 de julio, el Ibex 35 batallaba por mantener los 6.000 puntos y acumulaba unas pérdidas del 30% en 2012.
El banquero italiano se mostró así de categórico para consolidar la encendida defensa de la "irreversibilidad" del euro que realizó ese día en Londres. En ese momento, parecía imposible pensar que el índice español pudiera remontar hasta los 8.566,3 puntos con los que despidió 2011. Pero ese mensaje de Draghi cambió el curso de los acontecimientos de forma extraordinaria. Marcó un punto de inflexión en toda regla. Tanto, que lo imposible ya no lo parece tanto. Porque casi cinco meses después, el Ibex se encuentra un 40% por encima y, tras firmar su segunda semana alcista consecutiva, ha escalado hasta los 8.291 puntos, con lo que transita en sus niveles más altos desde marzo. O lo que es lo mismo, las caídas anuales que aún luce en su marcador se han reducido al 3,3%, con lo que el reto de acabar el año en positivo no parece inalcanzable. Para lograrlo tiene por delante dos medias sesiones -las del 24 y el 31 de diciembre- y dos enteras -las del 27 y el 28 de diciembre-.
En su último acelerón, que le ha llevado esta semana a anotarse una subida del 3,3% y a convertirse en el mejor indicador europeo de la semana, ha contado con el comportamiento destacado de Abengoa, que ha sumado un 21%, y de Gamesa, con un avance del 17%. ACS, Popular, Indra y Bankinter les han seguido de cerca con avances comprendidos entre el 10 y el 13% en el conjunto de las cinco últimas jornadas. Por el contrario, sólo 4 de los 35 miembros del índice han cerrado la semana en terreno negativo. La peor parte se la ha llevado Bankia, con un retroceso del 2,2%, mientras que Sabadell, Grifols y Técnicas Reunidas han retrocedido menos de un 1%.
El rally alcista de Navidad también se ha dejado sentir esta semana en Europa, aunque con menos fuerza que en España. El que más se ha acercado al Ibex ha sido el FT/Mib italiano, con una subida del 2,7%. Le han seguido, a mucha distancia, el Cac 40 francés y el Dax alemán, con ganancias del 0,5%. Menos impulso y muchas más dudas se han respirado en Wall Street, donde demócratas y republicanos siguen sin encontrar soluciones para el abismo fiscal -fiscal cliff-, ese cóctel de recorte del gasto público y aumento de los impuestos que aguarda a Estados Unidos y que amenaza con traer de vuelta la recesión a la mayor economía del mundo. Esta incertidumbre provocó descensos superiores al 1% en la jornada del viernes en los principales índices bursátiles estadounidenses, que limitaron los avances semanales del S&P 500 al 0,7%.
La remontada de la bolsa española también se alimenta de la relajación que se está viendo en la deuda pública. Las compras han propiciado que la rentabilidad del bono español a 10 años se haya moderado del 5,39 al 5,25%. A su rebufo, la prima de riesgo, que mide la diferencia entre la rentabilidad de los bonos españoles y alemanes a 10 años, se ha estrechado desde los 404 a los 387 puntos básicos. De este modo, ambas referencias se aproximan al 5,09% y a los 326 puntos básicos, respectivamente, a los que cerraron 2011.
El reto de cerrar este año mejor que el pasado no lo tiene pendiente la deuda italiana, porque va a hacerlo con holgura. Y más tras lo visto esta semana, puesto que el rendimiento de los bonos transalpinos a 10 años se ha relajado del 4,60 al 4,47%, cuando finalizó 2011 en el 7,11%. En cuanto a su prima de riesgo, en las últimas sesiones ha descendido de los 325 a los 309 puntos básicos, muy por debajo de los 528 puntos a los que terminó el pasado ejercicio.
Las materias primas, descolgadas
Pero no todo han sido compras en los mercados financieros. Esta vez, las materias primas se han quedado descolgadas. El barril de petróleo Brent, de referencia en Europa, ha cedido un 0,2% en la semana, hasta los 108,9 dólares. Y el oro, que también vinculaba sus pasos a los de las bolsas en los últimos tiempos, ha bajado un 2,5%, hasta los 1.654,4 dólares. Se trata de la cuarta semana bajista consecutiva del metal precioso, aunque esta racha no impedirá que encadene su duodécimo año alcista seguido.
En cuanto a las divisas, el euro ha ido de más a menos. Tras llegar a superar la cota de los 1,33 dólares por primera vez desde abril, se frenó en seco y despidió la semana con el mismo cambio que la anterior, en los 1,316 dólares.