La sesión de ayer parece ciertamente desconcertante a primera vista: las noticias sobre el sector financiero no pudieron ser peores, y el sector se disparó en bolsa. Unas pérdidas aterradoras en UBS, nuevas amortizaciones de activos por 2.500 millones por parte de Deutsche Bank y una inesperada ampliación de capital de 4.000 millones de dólares en Lehman Brothers mediante convertibles no provocaron una debacle de las cotizaciones, sino todo lo contrario.
¿Cómo se explica esta incongruencia? Hay dos poderosas razones detrás de estas subidas. La primera resultará familiar a los lectores habituales de Bolságora: el mercado recibe bien las malas noticias porque considera que ya las había descontado en unas valoraciones que llegaron a ser ridículas en el sector financiero. Por eso es posible hablar de un suelo de la bolsa (que se confirmó en gran medida con la superación de resistencias de ayer) pese a que todavía queda bastante crisis económica por delante.
Lo sucedido ayer recuerda mucho a la fuerte reacción alcista del mercado tras el rescate de Bear Stearns por parte de la Fed. Una noticia que, a priori, era desastrosa para el mercado -el quinto banco de Wall Street tenía que ser salvado de la quiebra- fue recibida con euforia. La confianza que inyectó la Fed al afirmar que no va a dejar quebrar a ningún banco fue decisiva para que el mercado empezara a mirar al futuro en vez de al pasado. Y ayer muchos analistas hablaban de la tranquilidad que supone que los bancos reconozcan finalmente la magnitud del desastre como primer paso para resolverlo.
Subidas en la bolsa
Esto nos lleva a la segunda razón detrás del alza de ayer: el dinero vuelve a confiar en el sector financiero y está dispuesto a asumir riesgos en él. No se trata sólo de las fuertes subidas en bolsa de estos valores (y de otros, como el castigadísimo Citigroup); Lehman Brothers incrementó el tamaño de su ampliación en 1.000 millones de dólares gracias al exceso de demanda y UBS logró que cuatro gigantes como Goldman Sachs, BNP Paribas, JP Morgan y Morgan Stanley asegurasen su próxima ampliación de capital.
Posibilidad de suelo, pero cuidado
Evidentemente, los bajos precios del sector tras el derrumbe de principios de año han sido decisivos para que los inversores quieran volver a invertir en él. Pero si hay dinero dispuesto a entrar a estos niveles, va a ser difícil que se pierdan. Es decir, todo apunta a que los bancos han formado un suelo bastante fiable. Otra cosa es si hay nuevos impactos que ahora mismo nadie prevé, o si finalmente se hunden las aseguradoras de bonos monolines o la deuda corporativa. O si la recesión es en verdad la más grave desde los años 30, como aventuró ayer Rodrigo Rato.
En este sentido, el FT.com publicó anoche un artículo en el que llamaba a la calma tras la euforia que se desató tanto en los parqués europeos como en los americanos. Citando a varios analistas, advertía de que buena parte de la subida obedecía únicamente al cierre de cortos (posiciones bajistas) y que los anuncios de UBS, en el fondo, son negativos para el resto del sector, puesto que anuncian nuevos terremotos en los resultados. Los más temidos son los de Merrill Lynch y Citigroup.