Bolsa, mercados y cotizaciones

Llega la revolución de la regulación: un plan de supervisión de los mercados financieros

A grandes males, grandes remedios. Si la crisis actual es la mayor desde la Segunda Guerra Mundial -Greenspan dixit-, las soluciones tienen que tener la misma magnitud. En las últimas semanas hemos asistido a numerosas propuestas de los políticos y promesas de los candidatos presidenciales; la más contundente, la que presentó la semana pasada Barack Obama.

Y hoy conoceremos la buena, la que va a adoptar realmente el Gobierno de Bush. Y, por lo que se sabe, va a ser revolucionaria.

El secretario del Tesoro, Henry Paulson, va a anunciar hoy un plan de reforma estructural del sistema de regulación y supervisión de los mercados financieros. Lo más destacado de este plan, según han publicado los medios norteamericanos durante el fin de semana, será la ampliación de los poderes de la Reserva Federal para que sea responsable de "los aspectos globales de la estabilidad del mercado financiero".

Es decir, además de su capacidad actual para inyectar liquidez mediante sus herramientas de política monetaria (recientemente ampliadas también), el banco central "tendrá un papel regulatorio diferente, aunque de una importancia crítica, y amplios poderes sobre el conjunto del sistema financiero", señala el resumen del plan de Paulson.

Acciones correctivas

Estos poderes incluirán la "responsabilidad y autoridad para reunir la información apropiada, hacerla pública, colaborar con los otros reguladores en la elaboración de normas y adoptar acciones correctivas cuando sea necesario en interés de la estabilidad del mercado financiero". La Fed ha recibido esta ampliación de poderes con alegría, como no podía ser de otra forma.

Respecto al resto del plan, se divide en medidas a corto y largo plazo. Entre las primeras, el Tesoro sugiera la creación de una Comisión de Originación de Hipotecas que desarrolle unos estándares para todos los participantes en ese mercado.

Fusiones hasta dejar sólo tres supervisores

A largo plazo, habrá fusiones de algunos de los órganos actuales. Así, la SEC y la CFTC (Commodity Futures Trading Comission) se combinarán en un único supervisor de los mercados. De hecho, la división actual tenía tan poco sentido como la que existe en España entre el supervisor de los fondos de inversión y el de los planes de pensiones.

Igualmente, la Office of Thrift Supervision, que actualmente supervisa bancos cooperativos y otras figuras parecidas- se integrará en la Office of Comptroller of the Currency para crear un regulador bancario unificado.

Finalmente, este sistema dejará sólo tres agencias supervisoras en EEUU, frente a la fragmentación del sistema actual. Estas tres agencias serán la Fed -que supervisará la estabilidad del mercado-, el supervisor prudencial de la banca y un tercero que controlará el negocio que llevan a cabo las firmas financieras. Asimismo, se dará más peso a Grupo de Trabajo Presidencial sobre Mercados Financieros, un cuerpo interdepartamental creado tras la crisis de 1987.

Primeras críticas

Ahora bien, no todo el mundo ha salido contento de esta revolución regulatoria. Aunque su objetivo es traer estabilidad a unos mercados muy tocados en la actualidad, varios expertos han criticado que no alcanza las raíces de la crisis actual. Por ejemplo, los demócratas aseguran que el proyecto se queda corto y no se ocupa de los productos financieros sofisticados (como los CDOs, SIVs y demás) que han provocado la crisis y que suponen un riesgo sistémico, según este partido.

De hecho, el Tesoro parece resignado a tener que enfrentarse con el Congreso y distintos grupos de interés: reconoce que su proyecto "es un primer paso de un largo camino". Un camino cuya parte principal no será recorrida bajo el mandato de Bush, sino del ganador en noviembre.

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