El viento vuelve a soplar con fuerza en contra de Japón. Si la última semana se conoció que su economía se contrajo a una tasa anualizada del 3,5% durante el tercer trimestre, el país nipón comunicó otra estadística nefasta para sus intereses: en octubre, sus exportaciones con un 6,5% con respecto al mismo mes de 2011 y acumulan ya cinco meses consecutivos de descensos, con lo que todo indica que el sector exportador sufrirá en 2012 su peor año desde 2009.
Como trasfondo, la ralentización del comercio internacional por culpa de la crisis del euro, la anémica recuperación estadounidense y el enfriamiento del crecimiento chino. Y, por supuesto, un motivo adicional: la fortaleza que ha mostrado el yen durante 2012, toda una losa para el castigado sector exportador.
Esta realidad pasó factura a la divisa nipona, cada vez más señalada en Japón. Sobre todo, después de que Shinzo Abe, principal candidato para convertirse en el próximo primer ministro en las elecciones del 16 de diciembre, reclamara la semana pasada un debilitamiento del yen, así como medidas monetarias más expansivas, para tratar de reactivar la economía.
Con los últimos datos de exportación sobre la mesa, la presión sobre el yen se tradujo en fuertes caídas en el mercado. Contra el euro se depreció un 0,9%, hasta los 105,6 yenes, su cambio más bajo desde mayo. Además, en lo que va de año el yen acumula ya una caída del 6% contra la moneda única. Con respecto al dólar, se debilitó también un 0,9%, hasta los 82,4 yenes. Se trató de su sexta caída seguida contra el billete verde, una secuencia en la que ha bajado un 3,8% y que le ha situado en mínimos desde abril.