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Bernanke mantiene los estímulos para apoyar el empleo

La Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, no quiso alzar mucho la voz para no importunar demasiado en la recta final de la campaña electoral.

A menos de dos semanas de que los estadounidenses elijan a su nuevo presidente, despachó sin mayores sobresaltos la penúltima reunión de política monetaria del año.

La entidad presidida por Ben Bernanke mantuvo las líneas básicas de su discurso. Reiteró que la economía sigue expandiéndose a un ritmo "moderado" y, sobre todo, que "el crecimiento del empleo ha sido lento y el paro permanece elevado". Este diagnóstico resulta crucial porque la debilidad del mercado laboral se ha convertido en el mayor quebradero de cabeza de Bernanke, que se ha comprometido a mantener una política monetaria extraordinariamente expansiva hasta que no mejore el empleo. Aunque en septiembre la tasa de paro se redujo al 7,8%, permanece muy por encima de la media del último medio siglo, que se limita al 6,1%.

Como mayores licencias, la Fed introdujo dos cambios. El primero, que el consumo de los hogares "ha avanzado algo más rápido". Y el segundo, que se ha producido un repunte en la inflación, como consecuencia de los mayores precios de la energía. Nada preocupante, eso sí, porque "las expectativas a largo plazo de la inflación han permanecido estables", sentenció.

Sin cambios

Si la Reserva Federal no introdujo mayores novedades en su análisis económico, en el terreno monetario no alteró nada. Se limitó a mantener los estímulos que ya puso en marcha en septiembre, con la tercera ronda de estímulos cuantitativos (QE3) como principal exponente. Con esta iniciativa continuará destinando 40.000 millones de dólares al mes a la compra de deuda hipotecaria.

Además, seguirá adelante con la Operación Twist, mediante la que adquie- re deuda pública a largo plazo y vende simultáneamente deuda a corto plazo hasta final de año, y continuará adquiriendo más deuda hipotecaria con el dinero procedente de los vencimientos de este tipo de títulos que ya tiene en su balance.

Con su masiva presencia en el mercado, la Fed pretende "mantener bajos los tipos de interés a largo plazo, apoyar los mercados hipotecarios y ayudar a generar unas condiciones financieras más favorables". También revalidó el compromiso de mantener los tipos de interés en los niveles actuales, entre el 0 y el 0,25%, hasta mediados de 2015.

Por no cambiar, tampoco cambió la existencia de una disidencia en el seno de la institución. Jeffrey Lacker, fiel a la posición que viene manteniendo en 2012, fue la voz disonante. Votó en contra de mantener los extraordinarios estímulos monetarios actuales.

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